El abrazo
Dos semanas antes de irse, una mañana soleada mi viejo me llamó insistentemente a su habitación, yo pensaba que como de costumbre querría que lo ayudase a incorporarse o que le pasara alguna medicina pero cuando estaba al pie preguntándole qué que quería me pidió que me acercara un poquito más...cuando me di cuenta me tenía abrazado diciéndome que me amaba mucho "demasiado" con toda el alma mientras me apretaba con fuerza. Recuerdo que yo hice lo mismo, entre risas diciéndole que era un "viejillo" intenso pero qué le íbamos hacer, que así lo queríamos. En los últimos meses los papeles se habían invertido, yo me había transformado un poco en un padre que lo cuidaba, que tenía que ayudarlo en sus labores cotidianas y él en el hijo, el niño que me recibía con una sonrisa cada vez que regresaba a casa y me preguntaba que si le había traído algo o al que tenía que darle el beso de las buenas noches porque sino no cerraba los ojos. Nunca estuvimos más unidos y aquel abr