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Mostrando entradas de julio, 2020

Viajeros siderales

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El bien más preciado de mi viejo era su carrito blanco. Lo chineaba con esmero, le encantaba andarlo impecable por dentro como por fuera y más conducirlo. Se montaba al volante y no había mejor ni conductor más orgulloso que él, a diferencia de muchos que pasan quejándose de lo difícil que se había vuelto conducir por estas calles, mi padre disfrutaba enormemente, era simplemente feliz yendo de un lado a otro haciendo sus recados diarios y viendo el mundo desde su carrito blanco.  A mí encantaba acompañarlo porque era "nuestro momento", cuando podíamos hablar de nuestras cosas, casi siempre anécdotas familiares o de su niñez o simplemente ir en silencio escuchando sus programas de radio preferidos o sus canciones del alma, como "Despedida" de Daniel Santos, "Amazing Grace" y por supuesto, como buen fan de la II Guerra Mundial, cualquier pieza de Glen Miller.  A veces aprovechábamos nuestra rutina de recados cotidianos para hacer una parada técnica y

Mi gran noche

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Fue allá por 1975 cuando mi padre me acompañó a participar en un programa de TV que se llamaba algo así como "Las Noches Millonarias", donde nadie se va con las manos vacías, y que era conducido por un famoso presentador de la época, Carlos Alberto Patiño, nada más y nada menos. Imposible ser más afortunado, pensaba yo, el día en que me llamaron para invitarme a participar. La verdad que había costado un mundo porque había tenido que rellenar no sé cuantos cupones en los supermercados. Aún desconozco las razones que yo, con solo 9 años, tenía para participar en un concurso que había visto pocas veces en mi vida y que siempre me resultaba aburrido pero ahí estaba yo, en medio del plató, estrenando ropa de la Diorvet, con las mejores marcas y al mejor precio, participando mano a mano con dos ancianos de 30 años sabelotodo y yo muerto de coraje porque no me había ganado pero ni un triste carrito de plástico de Almacenes Rodolfo Leitón, llevando alegría a todos los niños de

De incógnito

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Como era mi primera vez en esa sinagoga de Tel Aviv y no conocía a nadie decidí que ese día en el que se celebraba Simjat Tora,  mantendría un perfil discreto e intentaría no llamar demasiado la atención. Mi plan original: entrar por la puerta de atrás, sentarme en la última fila -y en el rincón más apartado-, escuchar el servicio y a lo sumo en una hora volver a casa. Sin embargo no contaba con mi tradicional "mala" suerte que siempre condena al fracaso cualquier plan que haga, da igual de lo que sea, tal y como empecé a comprobar al poco de llegar. Como la entrada principal estaba atestada de gente no tuve más remedio que hacer mi ingreso por la cocina, por la puerta donde entraban los de siempre. Me sentí bastante aliviado que nadie notara mi presencia y que tan solo una mujer , sin mediar palabra,  me diera una bandeja de comida indicándome llevarla al salón principal. Así que hice mi entrada triunfal en mitad del salón, con una bandeja en la mano y abriéndome espacio

Un bombero de los de antes

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Hace unos años mi padre me había comentado que estaba escribiendo sus memorias de bombero  y que cuando estuvieran adelantadas me las enseñaría para ver que me parecían. Nunca más volvimos a hablar del tema.   Tras su funeral me acordé del tema y busqué en su ordenador: me encontré estos dos folios...no dicen mucho o a lo mejor lo dicen todo.   MIS MEMORIAS LUIS GUILLERO MENDEZ BOLAÑOS Foto tomada  en la PLAZA KILOMETRO UNO un domingo (no recuerdo la fecha) luego del entrenamiento mensual  que teníamos. Yo soy en la fila de atrás el segundo de derecha a izquierda (o sea junto al Cabo  Eugenio Molina) Miembro del BENEMERITO CUERPO DE BOMBEROS DE COSTA RICA, como BOMBERO VOLUNTARIO, desde Junio de 1957 hasta Febrero de 1978. Pero antes estuve como “Aspirante” a voluntario en la Sub-Estación de Barrio Luján bajo el mando del Capitán José Luis Monestel y del Teniente Franklin Meléndez para luego pasarme a la ESTACION CENTRAL en donde recibí el “Alta” como voluntario bajo las ó