Hasta siempre mi querida atea
Hala, vete tranquila mi querida amiga. Te cansaste del cáncer y de este mundo que no tiene solución. Te vas como viviste, sin perder nunca la dignidad y con la esperanza de que la gente algún día deje de hacer tonterías y vivan como hay que vivir. Te vas con el glamur de siempre, con esa coquetería que a tus años aún te hacían las más guapa de todas. Te vas tan militante como de costumbre, adorable impertinente, siempre con mil preguntas y con pocas o ninguna respuesta que te dejaran tranquila, "¿Para ti la existencia o no existencia de Dios es problema?" me preguntabas a menudo, al tiempo que me repetías que no habían dos personas tan parecidas como un ateo y un religioso, y que todo era cuestión de hablarlo, como nosotros que de tanto hablar nos habíamos hecho amigos. Siempre pensaste que a este mundo le hacía falta ser más radical, que había que indignarse más y conformarse menos, que no había que tragar cuentos chinos y que había que luchar contra viento y marea por l...