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Mostrando las entradas etiquetadas como Crisis Económica

Paréntesis

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Es lo que tiene estar en paro: que te sientes culpable. Da igual que uno se haya quedado sin trabajo por la crisis económica, por un ERE o por una reestructuración empresarial, que te hayas ido con las mejores recomendaciones y con una buena indemnización. Conforme pasan los días, al alivio inicial del “qué bueno que me libré de tantos marrones” sigue la sensación de que hay algo que no encaja y que no está bien eso de estar en casa cuando todo el mundo trabaja a destajo. Uno empieza a preguntarse si habrá hecho algo mal en su historia personal, si se esforzó lo suficiente o si acaso debería haber sido más simpático con los jefes para que se lo pensaran dos veces antes de darte el finiquito. Pasado un tiempo, a la culpabilidad se le suma esa sensación de que hay que reinventarse como sea y a cualquier precio. El otro día me decía un amigo, parado de larga duración, que no había día en el que no pensara en iniciar un negocio, en dedicarse a las cosas más inverosímiles o en emigrar a un

¿Que cómo llego a fin de mes?

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Básicamente, recordando mi infancia. Tendría no más de diez años cuando mi padre se quedó en paro y mi madre no tuvo más remedio que hacer algunos recortes presupuestarios en la economía familiar y eliminar algunos «lujos». Por ejemplo, con orgullo puedo decir que fuimos los primeros vegetarianos de Costa Rica, porque como la carne estaba por las nubes, se decidió por decreto materno que era «malísima» para la salud y que lo mejor eran las legumbres. Con el mismo sacrosanto criterio, quedó prohibido ir a restaurantes, «¡sabrá Dios las cosas que ponen!», e ir de vacaciones «¡con la de accidentes que ocurren!». Así, con esas mentirillas blancas que nos hacían creer que por estar sin pelas no nos privábamos de las cosas buenas de la vida , nuestra familia llegaba a fin de mes. En este punto habría que decir, en honor a la verdad, que también ayudaban mucho los préstamos y las visitas a la casa de empeños. Durante una época vivíamos en la Casa de los Espíritus: las cosas de valor desapare

¡Ya lo sabíamos!

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Por fin, después de miles de reuniones, de cientos de informes y de concienzudos análisis los señores del sistema han dictaminado lo que ya sabíamos todos desde hace varios meses: que estamos en crisis financiera. El tema era recurrente en cualquier reunión social, en la sobremesa y hasta en las alcobas pero ellos necesitaron un poco más de tiempo para reconocer que el capitalismo global, tal y como lo conocíamos, está en plena crisis de identidad y que papá Estado una vez más tendrá que rescatar al mundo. Lo que no han dicho muy claramente de quien es la culpa y si, en caso de aclararse responsabilidades, esos terroristas del fundamentalismo "neocon" en vez de ser recompensados por llevar a la quiebra instituciones centenarias -y jugar con el dinero de todo el mundo- recibirán su merecido. De momento en lo único que coinciden esos "analistas" es que para no variar el ciudadano de a pie es el que tendrá que pagar los platos rotos...como si no lo supiéramos desde el