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Mostrando las entradas etiquetadas como Ligar

Pequeños amores, Grandes amores

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Durante años fui bastante crítico quienes a lo largo de su vida van teniendo numerosas parejas, me parecía un evidente rasgo de inestabilidad eso de ir pasando de una relación a otra sin parar, lo "normal" era tener pocas relaciones a lo largo de la vida y no acumular pequeños amores. Me he pasado la vida ahuyentando esas pasiones fugaces, huyendo lejos de lo que no "tenía" muchas opciones de continuidad. Sin embargo, la vejentud poco a poco me ha ido cambiando la percepción porque me estoy encontrando con gente que tiene historias maravillosas de micro amores en su vida que casi sin conocerse hicieron grandes cosas en un pequeño lapso de tiempo así como de grandes amores que cuando más los necesitaron nunca estuvieron ahí. Lo importante es permitirse sentir esa conexión con alguien sin importar el tiempo ¿Qué más da amar con locura solo por un fin de semana? A la larga, y a la corta, muchos pequeños amores en su conjunto hacen una gran historia de amor y te hacen

La era de los muebles

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La verdad que con la moda de estas apps para ligar se está volviendo más difícil que nunca tener pareja. Esto de tener el "catálogo" a mano las 24 horas del día nos está volviendo demasiado dispersos y un poco neuróticos porque como el menú es tan variado y gratis -aunque no hay nada en esta vida es regalado- nadie quiere tomar una decisión final, comprometerse hasta no haber probado toda la gama de platillos, estamos padeciendo el mal de nuestro tiempo, lo que los sociólogos llaman el síndrome del FOMO (Fear of Missing Out) el pánico de querer abarcarlo todo con tal de no perderse las últimas novedades sean deportivas, culinarias, cinematográficas o sexuales y que nos impide disfrutar del momento. De eso he estado hablando mucho con Elena, que descubrió que su prometido "solo por diversión" se pasaba horas chateando con otras chicas. Tras la incredulidad inicial de ver a su chico en esos sitios y en una postura sexy -"que encima le quedaba francamente fa

Flirtear en tiempos Apps

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Total que tanta app para ligar ha dado al traste con el viejo arte de cortejar. Antes, en el siglo pasado , parte del encanto de salir una noche era la lejana o cercana posibilidad de encontrar  su media naranja. Chicos y chicas se ponían sus mejores galas, acudían a bares y discotecas para ver, dejarse ver y flirtear un poco. Todos de una u otra forma sabíamos hasta el cansancio las mil y una estrategia para ligar y cómo iniciar maniobra de acercamiento con excusas tan ridículas como pedir la hora -con un reloj gigantesco en la pared- o decir un piropo chapucero -me encantan rellenitas como tú.  En ese entonces uno sudaba, se quebraba la cabeza pensando en qué decir pero disfrutaba del panorama, del intercambio de miradas y sonrisas. Entonces la noche era un campo de juego lleno de mil promesas pero llegaron las apps y acabaron de sopetón con todo ese mundo de seducción. Flirtear pasó de moda. Nadie mira a nadie tan solo a su smartphone de ultimísima generación, se pasan las horas m

Los hombres ya no son lo que eran

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Me contaba una amiga divorciada que harta de ser la eterna soltera, la que siempre va sola a las fiestas y cenas, se apuntó a una web de contactos. Tras el temor inicial del “quedirandemi”, ilusionada creó su perfil con una breve y “honesta” descripción: chica de 50 años, profesional y de buen ver busca chico para salir. Agregó un par de fotos, las mejores de sus últimas vacaciones en Ibiza, una con la melena al aire en plan leona y otra más formalita con traje de ejecutiva para reforzar la idea de mujer independiente. Al principio los resultados no se hicieron esperar: mensajitos, piropos, propuestas de noches de pasión y hasta de matrimonio. Se sentía en la gloria porque otra vez estaba en el mercado y no paraba de responder mensajitos picantes. Sin embargo, con el tiempo su ánimo se fue desinflando porque con los chicos que quedaba o querían enrollarse en el momento o casarse ipsofactamente, y la verdad es que tras un traumático divorcio no se está para ninguna de las dos cosas. As

¡Bailando se entiende la gente!

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Si se parte del hecho de que en el Caribe se baila antes de aprender a andar, lo más lógico y normal del mundo es que allá de donde vengo se ligue bailando. Bolero, cumbia, salsa, vallenato, cualquier ritmo puede convertirse en un arma de seducción masiva si se baila con pasión y con ganas. Grandes amores han nacido en una pista de baile y muchas relaciones se han derrumbado porque alguien ya no arrimaba la pelvis como antes o era incapaz de seguir el ritmo de su pareja. Como quien es buen bailarín suele ser buen amante, y no viceversa, para desgracia de muchos, en el baile se pone todo el empeño para no defraudar, y cada movimiento se transforma en una metáfora del amor: primero, un intercambio de miradas para saber hasta dónde podemos llegar; luego, un lento acercamiento hasta sentir los latidos del corazón del otro; después, el vaivén de los cuerpos, y finalmente, si se tiene suerte, el inicio de algo tan imprevisto como la historia del mundo. En mi pueblo decimos que para ser fel