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Mostrando entradas de enero, 2008

La mala envidia

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Envidia de la mala. Es lo que me dan los inmigrantes en EE UU, que por lo menos cada cuatro años se convierten en objeto de toda clase de mimos de los políticos en su carrera hacia la Casa Blanca. Afroamericanos, hispanos, asiáticos, extraterrestres…, ningún político en su sano juicio escatima esfuerzos en acercarse a estas comunidades a conocer sus problemas de primera mano –eso dicen los chavalines– y a tomarse la foto de rigor con ellos, que es lo que más me mola: me imagino al típico chinito, si es que hay un típico chinito, enviándole la foto a su abuelita en un pueblo allá en la provincia de Xinjiang, por ejemplo, y la pobre viejecita enseñando la foto de su nieto con Hillary, Obama o McCain (que con ese nombre tiene un gran porvenir en un burguer). Pues aquí el chinito ese y todos los inmigrantes lo tenemos claro: simplemente no existimos para la mayoría de los políticos. Ya se lo he explicado a mi madre, que se la pasa soñando que le envío una foto con Llamazares o Zapatero, qu

Sospechoso habitual

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“Varón de edad comprendida entre 25 y 45 años, moreno, de aproximadamente 1,75 m de estatura, 80 kilos de peso… Viaja solo…”. Si usted se puede incluir en esta descripción, muchas felicidades, porque ha pasado a engrosar la lista de los sospechosos habituales de los policías de medio mundo, que al parecer han construido su retrato robot basados en una serie de rasgos tan vagos y generales que es imposible no conocer a alguien que, en el mejor de los casos, cuadre bastante con esa descripción, o que, en el colmo de la mala suerte, encaje a la perfección con el retrato del malvado estándar. Narcotraficantes, rateros, terroristas, traficantes de armas, tratantes de blancas…, al parecer todos tienen un perfil similar a cualquier ciudadano de a pie, como usted o como yo mismo, que estoy convencido de que vaya donde vaya presento una fenomenal pinta de delincuente. Eso lo descubrí hace algunos años en el aeropuerto de Houston (Texas), en la época en que Bush Jr. era gobernador. Nada más