Las cosas que nunca te dije
Al final la gente viene y se va y queda uno con la impresión que quedaron muchas cosas por decirse. Vivimos en un mundo de sobreentendidos, partimos del supuesto que el otro en todo momento sabe perfectamente nuestros sentimientos, que nuestros padres saben que los amamos, que nuestros hijos tienen la certeza que daríamos la vida por ellos o que nuestra pareja sabe que sin ella nuestra vida no tendría sentido. Damos por sobreentendido las cosas más grandes y más pequeñas pero lo cierto del caso es que no siempre las cosas quedan claras y que la gente desaparece de nuestras vidas para siempre sin que todo esté dicho y lo que es peor, con la impresión que nunca las amamos lo suficiente. En mi caso es una de las cosas que más me preocupa: he tenido la suerte de tener unos abuelos maravillosos que alegraron mi niñez, unos tíos que me consintieron como nadie y que un día se fueron, grandes amigos que marcharon lejos para no volver y parejas a las que he querido muchísimo y que ya no están a mi lado y no sé si todos ellos supieron lo que significaron para mi y como mi vida cambió por su presencia. Sin su ternura, sin su sonrisa, sin ese abrazo que me dieron en momentos de derrota o alegría mi vida habría sido completamente distinta. Muchos de ellos me acompañaron durante bastantes años, otros tan solo unos meses pero todos dejaron su huella en mi. Así que mis queridos ausentes allá donde estén, no les quepa la menor duda ni por un segundo que siempre los amé.
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