A pesar de todo
Decía una rabina que el gran milagro de Janucá no fue que una ínfima cantidad de aceite alcanzara para encender las luminarias del Templo durante varios días sino que alguien, en las peores circunstancias y con recursos limitados se hubiera atrevido a realizar esa tarea cuando lo recomendable era simplemente no intentarlo y ser "realista" y ni siquiera intentar encender una sola de las velas, pero lo hizo y la historia cambió. Tras la muerte de mi padre por un infarto y menos de tres meses después la de mi madre por COVID he pasado pensando en si la vida tiene sentido, en si merece la pena vivirla en las peores circunstancias y con un dolor tan profundo que me resulta imposible llorar, ¿Vale la pena seguir adelante? ¿Se puede seguir soñando aún después de una tragedia? ¿Se puede creer aún que la vida es maravillosa? ¿Que el Eterno es generoso y nos mira con bondad después de todo? En estos momentos de mi vida no tengo la certeza de nada pero pienso en mis viejos, en mis abuel