El empleado del año
Así que por echarme unas risas y en compañía de una amiga, me presenté al acto protocolario que de primer entrada resultó no ser tan chapuza como lo esperaba, se trataba de una entrega de premios en toda regla, en un hotel de cierto nivel de Madrid y bastante bien organizado. Se notaba que la empresa había invertido mucho dinero en organizar una actividad que yo me había tomado por broma. Como si fuera poco salvo yo, la mayoría de asistentes se habían tomado la molestia de ir de traje y corbata, muchas chicas habían pasado por la peluquería y muchos homenajeados habían asistido con sus padres o parejas porque era algo IMPORTANTE, un honor para ellos el haber sido seleccionados y que para mi había sido algo completamente anecdótico.
Recuerdo que terminé ese día con la sensación de haber estado demasiado distraído y no haber vivido más seria y plenamente ese momento en el que debí haberme sentido igual de orgulloso que todos ellos aunque por razones opuestas, se me estaba premiando por hacer bien y con las mejores referencias un trabajo que no me gustaba para nada, lo estaba haciendo a la perfección y con muy buen humor, tanto que me adoraban en la empresa, tenía motivos de sobra para tomarme en serio ese premio sobre todo porque había dado un portazo al niño caprichoso que solo quería trabajar como periodista, tener un trabajo a su "nivel"...contra viento y marea me estaba reinventando, me estaba convirtiendo en un sobreviviente.
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