Millonaria

Durante los últimos meses de vida de mi vieja a menudo me repetía que no me preocupara por el tema monetario porque ella tenía “ahorros”, lo decía con total aplomo, con la seguridad de quien tiene una inmensa fortuna y que podría felizmente vivir sin preocupación alguna, “así que tranquilo, no se preocupe que en alguna forma tiramos para adelante”.

Días después de que falleciera, al cerrar su cuenta bancaria descubrimos que sus “riquezas” no llegaban ni siquiera a modestas, eran una suma mínima que había ahorrado a lo largo del tiempo de lo poco que le sobraba de su pensión…era poquísimo dinero pero ella se sentía millonaria. Con el tiempo he llegado a la conclusión que esa actitud la mantuvo a lo largo de su vida, solía repetir que el dinero no era problema, que mientras se tuviera salud y trabajo había mil formas de llegar a fin de mes, quizá por eso nunca la escuché quejarse por la economía familiar.

Sin dudarlo, esa actitud de mi madre fue la gran salvación en época de vacas flacas cuando era difícil mantener la esperanza como cuando mi viejo se quedó sin trabajo y cinco personas dependíamos de su salario para vivir…nunca nos faltó nada, de lo poco se “hacía” mucho, se sale de cualquier circunstancia sin perder la serena convicción de que todo pasa, optimismo a prueba de fuego…el legado de mi madre, la “millonaria”.


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