Fotografías

Durante todos los años que fuimos abuelo y nieto, nuestro nexo de unión siempre fueron las fotografías. Tras fundirse conmigo en un abrazo y decirme lo contento que estaba con mi visita –se emocionaba mucho cuando me veía- mi abuelo Mario me mandaba a sacar del armario una caja en la que guardaba decenas de fotografías de momentos familiares cuidadosamente fechadas en la parte de atrás.

“Mirá ahí está su papá, cuando cumplió 12 años le regalamos una cámara y lo llevamos a estrenarla al volcán, estaba feliz de la vida…a que no sabe quien es ésta señora? Su bisabuela Carlota, ahí estamos vistandola con Luis de meses...mirá esta foto, fue la vez que me disfracé de duende y su abuela de hada…que tiempos aquellos!!!”Con cada fotografía mi abuelo sonría con nostalgia, se quedaba pensativo como tratando de evocar en su memoria cada pequeño detalle para contármelo todo de ese viaje, ese cumpleaños, ese día cotidiano en el que había pillado a mis tíos jugando con su perro.

Pocas veces nos sentamos a conversar sin que mediara una fotografía. Era nuestra manera de estar estar juntos, me hacía feliz verlo tan contento y esas tremendas ganas de ponerme al día con el pasado, como si me hubiese escogido heredero de sus recuerdos. 

La caja de fotos  terminó en casa. Cuando voy de visita la abro de vez en cuando, urgo en ella como si fuera la memoria de mi abuelo. De muchas fotografías sé la historia completa, de otras la desconozco por completo, supongo que esos señores que me miran tan serios que me “saludan” desde el pasado eran familia mía y que están ahí para recordarme que soy parte de algo más. Repaso la fotos, las veo con cariño y sí, a mis casi sesenta hecho mucho de menos esas tardes con mi abuelo Mario.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Manos entrelazadas

Desganada

Los Munster