Amigos de bares

Tienen la peor fama del mundo y a menudo son los malos de las películas, los causantes de cualquier divorcio o los culpables de que la gente ande por mal camino. Decir que has quedado con tus amigos de bar es muy mal visto, prueba inequívoca de que has tocado fondo: de ahí a dormir en banco en el parque abrazado a un tetrabrick de don Simón solo hay un paso. Queda mejor decir que vas a ver a tus colegas de oficina -aunque te aburras como una ostra- o  a tus compañeros yoga -aunque no tengas tema de conversación- tienen mejor fama y a juicio del público, son garantía absoluta que vas en la dirección correcta. Yo como soy bohemio por vocación y noctámbulo de toda la vida reivindico a mis amigos de bares, esos seres mitológicos que ves de vez en cuando, de los que desconoces casi todos los aspectos de su vida y con los que brindas en incontables ocasiones. A lo largo de mi vida he tenido grandes amigos de bares gente "banal y superficial" a la que les he tomado verdadero cariño y con los que he llegado a tener conversaciones que han cambiado mi existencia y a los que he extrañado horrores cuando han desaparecido de mi vida. Me han ayudado a descubrir mundos nuevos pero sobre todo a amar a las personas. Así que:  ¡Salud! Brindo por ustedes mis queridos amigos de bares!

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