¿Que cómo llego a fin de mes?
Básicamente, recordando mi infancia. Tendría no más de diez años cuando mi padre se quedó en paro y mi madre no tuvo más remedio que hacer algunos recortes
presupuestarios en la economía familiar y eliminar algunos «lujos». Por ejemplo, con orgullo puedo decir que fuimos los primeros vegetarianos de Costa Rica, porque como la carne estaba por las nubes, se decidió por decreto materno que era «malísima» para la salud y que lo mejor eran las legumbres.
Con el mismo sacrosanto criterio, quedó prohibido ir a restaurantes, «¡sabrá Dios las cosas que ponen!», e ir de vacaciones «¡con la de accidentes que ocurren!». Así, con esas mentirillas blancas que nos hacían creer que por estar sin pelas no nos privábamos de las cosas buenas de la vida , nuestra familia llegaba a fin de mes. En este punto habría que decir, en honor a la verdad, que también ayudaban mucho los préstamos y las visitas a la casa de empeños. Durante una época vivíamos en la Casa de los Espíritus: las cosas de valor desaparecían y reaparecían meses después, sin que mi madre, sospechosamente dijera nada.
Ésa es la estrategia que aplico cuando no llego a fin de mes lo cual es casi siempre: de repente, «descubro» que los cubatas me sientan fatal, que mis zapatos viejos son la mar de cómodos, que las bibliotecas públicas tienen libros maravillosos y que me encanta la vida hogareña. De momentohe considerado las visitas al Monte de Piedad pero todo se andará....
presupuestarios en la economía familiar y eliminar algunos «lujos». Por ejemplo, con orgullo puedo decir que fuimos los primeros vegetarianos de Costa Rica, porque como la carne estaba por las nubes, se decidió por decreto materno que era «malísima» para la salud y que lo mejor eran las legumbres.
Con el mismo sacrosanto criterio, quedó prohibido ir a restaurantes, «¡sabrá Dios las cosas que ponen!», e ir de vacaciones «¡con la de accidentes que ocurren!». Así, con esas mentirillas blancas que nos hacían creer que por estar sin pelas no nos privábamos de las cosas buenas de la vida , nuestra familia llegaba a fin de mes. En este punto habría que decir, en honor a la verdad, que también ayudaban mucho los préstamos y las visitas a la casa de empeños. Durante una época vivíamos en la Casa de los Espíritus: las cosas de valor desaparecían y reaparecían meses después, sin que mi madre, sospechosamente dijera nada.
Ésa es la estrategia que aplico cuando no llego a fin de mes lo cual es casi siempre: de repente, «descubro» que los cubatas me sientan fatal, que mis zapatos viejos son la mar de cómodos, que las bibliotecas públicas tienen libros maravillosos y que me encanta la vida hogareña. De momentohe considerado las visitas al Monte de Piedad pero todo se andará....
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