miércoles, 15 de octubre de 2025

A estas alturas de la vida

De joven quería ser presidente de la nación o estrella de rock and roll (como cantaba Miguel Mateos allá en los ochenta).Se suponía que a estas alturas de la vida iba a tener una larga carrera profesional, familia, pareja consolidada, una casa, varios coches -uno solo no, que eso es de pobres-, una holgada situación financiera y una vida sin más sobresaltos que los huecos de las calles (en caso que me hubiera quedado vivir en mi pueblo). 

Se suponía que iba a ser un señorón de esos de vida resuelta pero no, algo se torció en la camino, no cuajó y a los  59 años sigo soltero -y sin cambio de estado civil a la vista (ni ganas)-, compartiendo piso, sin trabajo fijo (en lo que va del año he tenido cuatro patrones), reiventándome cada vez que me llaman a dar un curso de algo que no sé (pero acepto encantado porque pelas son pelas), haciendo malabarismos para vivir con menos de mil euros al mes, evitando coger taxis o ubers porque la plata no da -y además son carísimos en esta ciudad- esperando ansiosamente que llegue el fin de semana para irme de juerga, poniendo Soda Stereo a todo volumen y cantando frente al espejo mientras me preparo hacerlo prometiendome que esa noche voy a brillar.

Es decir sigo como cuando tenía 25 años, en fin toda una falta de respeto y atropello a la razón como cantaba aquel tango pero aquí seguimos.

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