Retiro Espiritual

La suerte quiso que en ese retiro espiritual al que asistíamos un variopinto grupo de personas, la risueña novicia se sentara frente a mi a la hora de almozar. Minutos antes los organizadores nos habían pedido que hiciéramos "ayuno de palabras" para que pudiéramos sentir el influjo divino en la paz y quietud del silencio, reconectarnos con las fuerzas del universo en todo momento.

 La suerte quiso que me sentara precisamente en la silla que tenía las patas flojas, algo de lo que me percaté a los cinco minutos pero por no romper la magia del momento, esa atmósfera de reflexión que se había creado en ese salón en el que estábamos treinta almas, decidí no pararme y salir a buscar otra. Con un poco de suerte si me quedaba quieto, haciendo movimientos mínimos, nada pasaría pero mis cálculos erraron porque conforme pasaba el tiempo las patas comenzaban a ceder y a ceder hasta hacer crack y terminar yo en el suelo, rodeado de las carcajadas de la futura monja y de todos los comensales mientras yo lloraba de risa.

 La suerte quiso que al día siguiente y después de un sin fin de sermones sobre la necesidad de ser discreto cuando nos pasan cosas así y con la firme voluntad de cumplir las normas del  Retiro y no decir ni "pio", me sentara de nuevo enfrente de la novicia que con timidez me sonrió. De nuevo silencio total en la sala, yo comiendo con la vista fija en el plato, sin volver a ver a nadie y sintiéndome culpable de haber echado a perder la comida de ayer.

Estoy pensando en eso cuando  "descubro" que cuando la gente come hace ruidos muy extraños, unos sorben la sopa rítmicamente, otros mastican como conejos...me empieza a entrar la risa tonta cuando vuelvo a ver a la hermana está con cara de horrorizada, moviendo la cabeza en gesto de un "no" de súplica...cinco minutos después me doy cuenta que los dos estamos aguantando la risa, las lágrimas se nos salen...hasta que ella ya no puede más, estalla en una carcajada, sale de salón con el plato a toda prisa, diciendo que soy el mismo diablo...de nuevo el jolgorio reina en el comedor.

La novicia pasó evitándome el resto del retiro y el último día para darme ánimo me dijo que no tenía que sentirme mal por ser "así" y por las cosas que me pasaban, "a la gente como nosotros siempre nos pasan cosas así, hace unos años en un campamento del convento el velo se me incendió y tuve que salir echando humo y dando alaridos por todo lado buscando agua..y nadie me echó, ni me dijo nada, así que solidaridad total y mucho ánimo mijito".

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