Brindemos

Hoy quiero hacer un brindis por los bares.

Como siempre he sido más nocturno que diurno y soy de los que ponen mala cara cuando la gente quiere contarte algo serio y te cita en una cafetería -¿En serio? ¿Qué cosas importantes o íntimas se pueden hablar en plena luz del día?- quiero levantar mi copa por esos maravillosos rincones urbanos que resumen lo peor y lo mejor de cada ciudad.

Durante décadas los bares han sido el salón de mi casa, el lugar donde recibo amigos, donde me relajo después de un día de trabajo o donde me enjuago las lágrimas después de la derrota. Sentado en una barra me han contando grandes secretos, he hecho confesiones inimaginables, he reído sin parar y llorado horas enteras con historias que entre copa y copa me han contado. Pienso por ejemplo, en esa chica que hace un par de meses me contaba que ese domingo era muy especial porque el jueves anterior el médico le había dado de alta de un cáncer en el pecho y que estaba ahí para celebrar la vida, y que sin conocerla la abracé para desearle lo mejor del mundo.

Los mejores trabajos que he tenido en mi vida nunca los he conseguido yendo a congresos o escribiendo ponencias sino en noche de copas, porque a alguien le parecí un tipo divertido o que tenía talento para embaucar a la gente en proyectos.Fue por unos vinos que salí convertido en flamante periodista de espectáculos o jefe de prensa de una organización, posiblemente me llegan a conocer con traje y corbata disfrazado de ejecutivo y nunca me llegan a proponer nada.

Y por supuesto, he conocido gente super entrañable, personas que se suponían solo serían "conocidos" de la noche y que con el tiempo se han convertido en parte indispensable de mi historia. No podría imaginar que sería de mi vida si la noche no nos hubiese juntado, si los bares no nos hubiesen dado la oportunidad de compartir todos esos momentos. Sin lugar a dudas mi mundo es un poco mejor gracias a esas sonrisas y a esa extraña complicidad que une a los naúfragos de un mismo barco.

Por eso levanto mi copa, para que vengan tiempos mejores para todos, para que volvamos pronto a encontrarnos en la barra de un bar.
¡Salud, Lejaim!

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