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Mi primera vez

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Las primeras veces siempre son inolvidables. Yo por ejemplo a menudo recuerdo mi debut. Fue al final de la tarde un viernes de 1993, al cierre de edición de un periódico en el que trabajaba, estaba tratando de terminar un reportaje sobre Clinton cuando una maquetadora se acercó y con gran sigilo me dijo “creo te puedo dar lo que necesitas”. De inmediato me levanté y corrí hasta el departamento de diseño. Ahí con el más absoluto misterio advirtió “si los jefes nos pillan estamos despedidos”, mientras me contaba que era su primera vez y que se trataba tan solo de una excepción, “hasta el momento solo lo ha probado el director”. Dicho esto y en medio del mayor misterio nos sentamos frente al ordenador, digitó una clave y el primitivo módem comenzó a emitir unos extraños ruidos. “Nos estamos conectando” y se puso a explicarme lo que estábamos haciendo: “Vía teléfono vamos a acceder a los archivos de la biblioteca del Congreso de Estados Unidos para buscar la imagen que necesitamos”. A

La vida a dos manos

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Cuando uno es adolescente los padres nos parecen lejanos y nos avergonzamos un poco de ellos. Cuando uno es viejo los padres nos parecen parte de nosotros mismos y nos enternecen hasta la médula. Cada vez que voy a mi pueblo, una vez al año, me encanta observar esa complicidad que en cincuenta años de relación han ido tejiendo, pueden pasar horas sin dirigirse la palabra pero uno intuye que en cada gesto, que en cada mirada algo se están comunicando…vaya a saber que estarán “pensándose” pero en tema de enamorados es mejor no inmiscuirse y es que después de jubilados mi padre reconoció que “habían vuelto a ser novios”. Su historia de amor es simple: ella, dependienta de farmacia que todos los días pasa a toda prisa por el Cuerpo de Bomberos. Él, joven bombero que la mira embelesado y piensa que es la chica más guapa del mundo y que hay que invitarla a salir. Ella que se resiste durante meses y huye por la puerta trasera cada vez llega el “gordo” con flores a esperarla a la salida del

Cualquier tiempo pasado no fue mejor

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Mi abuela adoraba la vida moderna. Eso lo recordé hace unos días cuando la lavadora de casa de buenas a primeras decidió "jubilarse" y pasé una hora lavando ropa a mano y pensando en las comodidades de la vida moderna y en cómo mi abuela era capaz de pillarse un cabreo si alguien se atrevía a decir que "cualquier tiempo pasado fue mejor". "¿Cómo la gente se atreve a decir esas cosas" Solía preguntarse y a continuación hacía un repaso por su larga vida de privaciones y de trabajo arduo para crear ocho hijos en medio en medio de crisis económicas, guerras y de enfermedades. "¿Cómo va a ser mejor levantarse a las cinco de la mañana para preparar el almuerzo del marido y de los hijos mayores que ya trabajaban? ¿Cómo va a ser mejor tener que cargar a tu niño en brazos hasta el hospital porque se muere de asma, los caminos son de tierra y el hospital más cercano está a cuatro kilómetros?¿Cómo va ser mejor cargar la ropa hasta un río, lavar durante horas de

Mi balón y yo

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Yo también tuve un balón (y de baloncesto). Para muchos no es ninguna hazaña, ni siquiera digno de mención porque a lo largo de su vida tienen bolas a montones de todos los colores y tamaños pero yo solo tuve uno (y de baloncesto). Nada raro para alguien que como yo de niño tenía fama de “intelectual” me regalaban libros, coches, aviones, legos, libros, patines pero a nunca nada relacionado con deportes y menos un balón (y de baloncesto). Llegó a mi vida de la forma más singular del mundo, gracias a un concurso escolar de trajes regionales que como primer premio daban el susodicho balón. Yo para ser sincero le llevaba más ganas al premio de consolación, una caja de galletas de chocolate, pero quiso la vida que a los once años me ganara el juguete más exótico que he tenido para disgusto de Perera, eternamente gilipollas, cuya madre se había currado el traje en forma impecable con la esperanza de que su retoño como de costumbre se luciera. Menos mal que la “seño” decidió echarlo a suer

Química y Física

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Juanita. Así se llamaba y estoy seguro que todos los que estuvimos en el instituto nos acordamos de ella. Era la profesora de Química y el mito erótico en el alumnado: treinta y pocos, rubia platinada, cuerpo de escándalo, divorciada y una habilidad única para hablar de sexo en clase. Ella se las ingeniaba para, a propósito de la tabla periódica, hablar de la inexplicable atracción dos cuerpos, del intercambios de flujos y de lo importante era que “hacerlo bien, con ganas y responsablemente”. Cuando hablaba del tema los chicos nos poníamos rojos como un tomate, las chicas intercambian miradas reprobatorias y ella tan campante seguía con la clase: “Alguien puede decirme ¿cuál es el número atómico del Samario?” Silencio absoluto en clase, todo el mundo en otro planeta pero a ella no le importaba. Así era Juanita. Como la vida es cruel después de Juanita tocaba la clase de Física con la profesora Lidiette que no era, para decirlo elegantemente, tan agraciada como su antecesora y el

Conducción temeraria

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Que lo pasó en Honduras fue un golpe de Estado no cabe la menor duda tan evidente es que es una de esas extrañas ocasiones en las que reina la unamidad en la comunidad internacional, todos condenan al sector que derrocó a Zelaya y algunos, han aplicado sanciones diplomáticas. Sin embargo asusta un poco y causa consternación la temeridad del depuesto presidente, que contra golpe y marea, y en vista del fracaso de las negociaciones de San José, ha dispuesto por segunda vez, hacer su entrada triunfal en Honduras, sin tomar en cuenta que con los ánimos tan caldeados puede esperarse todo menos una "jornada pacífica" como se ha dedicado a pregonar. Como de costumbre, los muertos son lo de menos tanto para él como para los golpistas. Uno pregunta si con tanto consenso internacional no habría sido mejor para "Mel" esperar un poco, seguir recabando apoyos y dar otra oportunidad a la comunidad internacional. Al parecer ha decidido arreglar las cosas el solito, "a lo mac

Una santa para madrid...nos la merecemos

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Lo confienso: no suelo leer las cadenas de correo que me envían y menos las que prometen 1000 años desgracias para quien no las reenvíe a sus 80 mejores amigos, pero en este caso no solo la he enviado sino que gustamente la publico en este blog para que alguien se haga eco, es por una buena causa. Como es bien sabido de todos, en el proceso de beatificación y de canonización es necesario pasar por la Petición Pública de Milagros, siendo requeridos dos milagros para cada uno de los pasos salvo en el caso de martirio (se da en este caso, pero no aplicable a la beata). Es necesario dirigirse al Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Antonio María Rouco Varela, para que reúna pruebas y tome acta notarial de los testimonios y, si los datos lo justifican, enviar dichos materiales a Roma. Así pues, se necesitan personas que hayan sido testigos de: * Milagro nº 1: Tener una larga carrera en la política. Si milagroso fue su inicio como Concejal del Ayuntamiento de Madrid y Ministra de Educación, no lo fue meno