Adiós a los niños
Atrás quedaron los libros de cuentos, la bicicleta herrumbrada, las zapatillas gastadas de tanto correr por el pueblo y aquellas tardes en las que junto a “cuadrilla” hacíamos expediciones por los planetas de un espacio sideral lleno de peligros. Vencer monstruos horripilantes, piratas despiadados y lluvias de meteoritos era parte de la rutina de los “super amigos” que estaban dispuestos a luchar, siempre y cuando no fuera la hora de la merienda y nuestra madre nos llamara desde la puerta de la “nave espacial” (que para cualquier adulto no era más que una simple casa ubicada en una barriada). Atrás quedó la emoción por la Nochebuena, por la fiesta de fin de curso (que digan lo que digan era lo mejor de la escuela), y por la niña más guapa del barrio, única fuerza misteriosa, después de la comida, capaz de adaptarnos de nuestros deberes de superhéroes. ¿Qué pasó con todo ese mundo pleno de significado? ¿Dónde se fueron nuestros juguetes favoritos? ¿Dónde las plastidecor y los libros