¡Bingo!
Mi vieja recorrió todo el camino pensando en que a lo mejor era unas merecidas vacaciones con todo pago en San Andrés, que por entonces estaba de moda como destino vacacional de la clase media, o a lo mejor una enorme canasta de víveres de esas que adornaban la entrada y que estaba llena de cositas que le gustaban a la familia o un vale para un vestido de la boutique "La Dama Elegante", un lujo imposible con su salario. ¡Qué ilusión con todo! Por fin, entre aplausos subió al escenario al tiempo que el presentador metía la mano en un caja de cartón y sacaba un papel en el que se asignaba el premio. "Señora, es su día de suerte: ha ganado un delicioso bollo de pan cuadrado de Panificadora Camacho, veinte años alimentando al pueblo de Costa Rica. Muchas felicidades!"
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