Soledad

Esos zapatitos detrás del paraguas pertenecen Soledad. Así llamo a la chica sin techo que duerme en mi calle. Hace unos seis meses apareció frente a la puerta del Burdel del lujo mi calle. Al principio creí que se trataba de la madre de una de las chicas guapas que trabajan en el local porque se pasaba horas enteras frente a la puerta del local esperando a alguien que nunca llegaba pero con el tiempo empecé a sospechar que más bien se trataba de una ex-trabajadora del sitio que un día cayó en desgracia y cambió las noches de pasión de moteles por la soledad de las aceras. Cuarenta y muchos o cincuenta y pocos. 1.68 de estatura, melena larga rubia , buena planta y siempre, siempre solitaria. Se pasa el día dormitando debajo del ventanal del restaurante chino enfrente de casa y de noche...de noche duerme donde puede. No suele pedir limosna salvo para cigarros. Coqueta y perpetuamente con ese maletín de ejecutiva en el que esconde su saco de dormir. Ayer por la noche, Soledad, la chica guapa de ayer, tenía una vela encendida en mitad de la calle no se sabe si como oración o para sentirse acompañada en una noche de una primavera que no llega.

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