Cómo ser padre en un mundo virtual (y sobrevivir)
Ser padre nunca fue fácil y menos en el mundo virtual |
• Las apariencias engañan y más en las redes sociales. Cada vez son más los perfiles falsos utilizados con otros propósitos como el Grooming (acoso sexual en las redes) y el ciberbullyng (acoso de el tradicional acoso entre los mismos compañeros de Escuela). Alértelo sobre su existencia, de cómo actuar en caso de recibir una amenaza y sobre la necesidad de incluir como amigos sólo a quienes se conoce personalmente, para evitar cualquier riesgo y mantener una conversación más fluida entre sus amigos. Explíquele además la conveniencia de no tener pública la mayoría de la información de su muro y cómo configurar un nivel de privacidad adecuado.
• Recuérdele que, al igual que en la vida real, las relaciones virtuales deben regirse por ciertas reglas básicas de cortesía, como respetar las creencias de otros, mantener un tono cordial en las conversaciones, no criticar públicamente a otra persona o ventilar asuntos privados en el muro. Al igual que en el mundo de los adultos, ante cualquier divergencia siempre es mejor una charla privada, en el mundo virtual el típico "Inbox".
• Hable con él/ella sobre las implicaciones que podría tener para su futuro su presencia en redes sociales y la necesidad de gestionarlas con cierta responsabilidad. A lo mejor colgar una foto de la juerga de ayer puede resultar divertido hoy, pero un poco comprometedor dentro de cinco años.
Y si usted es uno de los afortunados a quien su hijo ha agregado como amigo, no desperdicie esa magnífica oportunidad para estar aún más cerca de él/ella, conocer mejor sus gustos y saber qué le preocupa, pero no olvide respetar su personalidad virtual, el perfil de cada uno es un mundo y aunque no nos guste o no asuste lo que publica nuestro hijo, hay que respetarlo y evitar ponerlo en situaciones embarazosas, llamándole la atención en el muro o publicando fotografías sin consultarlo. Puede ser que aquel bebé de ayer nos parezca adorable, pero al adolescente de hoy, aquel niño regordete le puede escandalizar. Discreción es la palabra clave, ver sin ser visto.
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