Mi madre y Facebook

“¿Quién me mete a mi?” pensé mientras le explicaba a mis padres de que se trataba Facebook. Como llevaban meses escuchando hablar del tema en los periódicos y en todo lado tenían curiosidad en ver de cerca ese “invento” y saber si de verdad era tan revolucionario como todos decían. Así fue que me puse al frente del ordenador y abrí mi perfil para explicarles con todo el entusiasmo del mundo, como si fuese un vendedor de alfombras que quiere ganarse una jugosa comisión, las maravillas del Facebook.

Mi padre, que a sus años se ha vuelto un apasionado por las nuevas tecnologías y por Internet, escuchaba con atención cada una de mis explicaciones y asentía con la cabeza cada frase mía, se notaba que estaba más que encantado y que la idea de entrar en contacto con sus colegas de antaño le parecía fenomenal. Por el contrario a mi madre, la sola idea de hacer pública parte de su vida privada le parecía la cosa más terrible por lo que, para no alargar la sesión y ponerse a cocinar cuanto antes, optó por acribillarme a preguntas.

“¿En serio considera a esas 250 personas amigas suyas? ¿Cree que para todas ellas tiene alguna relevancia lo que usted piensa? ¿Y para usted, es importante, por ejemplo, que esa muchacha que está Sudáfrica haya ido hoy a la piscina? ¿No es un poco peligroso que gente desconocida conozca todo sobre uno? ¿De verdad usted controla todo lo que otros ven sobre usted?” A cada explicación la cara de espanto de mi madre aumentaba. Sin embargo el acabóse fue el tema de las fotografías “¿Eso quiere decir que, por ejemplo, otra gente sin mi permiso puede poner fotos mías, así sin más? ¿La gente vería entonces lo arrugada que estoy?” y dicho esto abruptamente se levantó de la silla dando por concluida la charla y amenazando con desheredarme si me atrevía a publicar una foto suya. “Digan lo que digan me parece una cosa horrorosa, una pérdida de tiempo”, sentenció mientras se marchaba a la cocina.

Han pasado varios meses y sigo pensando en las preguntas mi madre.

Comentarios

Tropiezos y trapecios ha dicho que…
Exactamente las mismas preguntas que me hace mi madre sobre el Facebook. ¿Será algo inherente a todas las madres?

Un abrazo.

Ehse

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