La cima del mundo

Sabiamente cantaba Rubén Blades que “la vida te da sorpresas” y con el paso del tiempo uno va descubriendo que efectivamente, la vida es todo menos monótona y a veces comparable a una montaña rusa, que va y viene y en la que uno lo que tiene que hacer es tratar de despeinarse lo menos posible. Hoy somos dueños del mundo y mañana mendigos.

Aunque lo negativo es lo que más se recuerda mi teoría es que las buenas y malas sorpresas están repartidas en un cincuenta por ciento más o menos, porque así como abundan las historias de quienes lo han perdido todo de golpe, hay también quienes lo han ganado todo de golpe, gente a la que de la noche a la mañana la vida les ha dado una agradable sorpresa.

Y como las probabilidades de que te pueda suceder algo malo son iguales a que te pueda ocurrir algo bueno yo prefiero aferrarme a esa idea, sobre todo en estos tiempos en los que todo el mundo habla de crisis y en aire se respira un tufo a pesimismo. Pienso que la cosas están mal pero recuerdo la infinidad de veces que he me he sentido derrotado y como al poco tiempo, estaba en la cima del mundo preguntándome mil veces en como lo había logrado. ¿Cómo lo logré? Ni repajolera idea pero estaba ahí, en lo más alto, viendo mi sueño realizado...

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