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Mi primer móvil

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Dicen que los objetos tienen vida propia y más allá del uso cotidiano que le demos,  a veces llegan a tener una trascendencia impensable, un simple boli, un par de zapatos o una camiseta pueden transformarse en un poema de amor o de desamor. En mi caso fue mi primer móvil, un regalo de una persona a la que quise muchísimo por lo que, más que un aparato tecnológico,  en el fondo fue toda una declaración:  me lo daban porque querían tenerme cerca. En aquel entonces no era un teléfono de última generación pero para mi siempre fue el mejor del mundo porque me abría la puerta a una nueva vida, era importante para alguien. Aún recuerdo lo que me costó deshacerme de aquel "ladrillo" dos años después, y la pena que me dio entregarlo en la tienda a cambio de un modelo Nokia moderno que cabía en el bolsillo del pantalón.  La chica de la tienda nunca entendió la cara de tristeza que tenía.  Fue como dejar atrás una parte muy querida de mi vida.

Un ángel pasó

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No medía más de 1.65 pero siempre me pareció más alta, quizá era su desparpajo y energía para vivir que la hacía más grande pero diminuta y menuda.  Daba igual que fuese una reunión de trabajo o una fiesta familiar, ella llegaba se plantaba frente a todos para regañar o hacer una broma sin preocuparse por protocolos ni ninguna de esas "pendejadas" que siempre le daban pereza, lo blanco era blanco y lo negro negro. Quizá fue por eso que cuando el médico con cara de compungido le recomendó la quimioterapia Patricia le dijo que se ahorrara la tristeza, que un simple cáncer no la iba a derrotar, que lucharía por seguir al lado de su marido, mi tío, y de su hijo.  Y así fue. Durante mucho tiempo Patricia aguantó con valentía  las idas y venidas del hospital, los malos pronósticos, los continuos malestares y la certeza que estaba luchando contra algo superior a sus fuerzas. Curiosamente de esa época la recuerdo más guapa que nunca, coqueta, siempre con un pañuelo en la cabeza...

Y sin embargo aquí estamos...

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No sabemos cómo pero siempre llegamos a fin de mes, creíamos que no superaríamos un divorcio pero lo hicimos y reiniciamos una nueva vida, la enfermedad parecía cercarnos por todo lado y pensábamos que no viviríamos para contarlos pero aquí estamos, riéndonos y preguntándonos con incredulidad que cómo hicimos. Contra todo pronóstico acabamos una carrera, tuvimos hijos, encontramos el amor...siempre en las peores circunstancias sucedió un milagro. El mundo judío celebra en estos días Jánuca, la fiesta de las luces,  en recuerdo de esa vez en la que tras la reconquista del Templo una pequeña cantidad de aceite sirvió para iluminar el templo no solo un día sino una semana completa. De lo poco mucho, de la escasez abundancia, de la tristeza alegría, de la oscuridad mucha luz. Somos sobrevivientes, verdaderos héroes más que rendir homenaje a épocas pasadas nos reconocemos como vencedores de mil batallas y damos gracias por estar vivos.

Low cost people

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Tanta interconexión nos está volviendo anti sociales y eso no lo digo yo, lo dicen expertos que han concluido que ya no visitamos a nuestros amigos y no quedamos con tanta frecuencia como hace unos 10 años. A parecer con la explosión de las redes sociales y de todas las app habidas y por haber con la que podemos interactuar, comprar y ligar le estamos dando menos importancia a la gente de carne y hueso. Estamos dispersos porque tenemos un amplio catálogo de gente eternamente disponible, pasamos a la espera de alguien o algo mejor. Como antes era menos sencillo para quedar cuando te citabas con alguien para tomar café o para lo que fuera era El acontecimiento del día, quedabas, querías disfrutar cada segundo con la gente porque sabías lo complicado que podría resultar volver a verse, ahora como estamos tan hiperconectados no nos centramos porque sabemos que lo que no hablamos en persona ya lo hablaremos vía whastapp, lo importante es lo que suceda en el mundo cibernético. Así estamos...

Bienvenido

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Bienvenido vivía en el Bronx y lo conocí de casualidad cuando llegué a su casa para dejarle un libro de inglés a Marcelo, su compañero de piso. Me recibió en la puerta  vestido con una bata china y sin preguntarme mucho me dejó pasar, "está dormido, pero así conversamos un ratico" me dijo en plan de absoluta familiaridad mientras me ofrecía algo de tomar. La pulcritud de su casa contrastaba con el estado ruinoso del edificio, lleno de graffitis por las paredes, mal iluminado y un poco maloliente. "Espero no te hayas asustado chico, aquí vive gente buena".  La casa de Bienvenido era amplia, decorada con muchas fotografías y alguna imagen de la Virgen de Regla, en un pasadizo había improvisado una peluquería. "Soy peluquero, le corto el pelo a todas las vecinas del edificio, me adoran". Me contó que era un "Marielito" -Chico ¿sabes que eso? sino te lo explico"- que llevaba muchos años en Estados Unidos pero nunca había aprendido inglés ...

Un nuevo principio

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Renacer. Resucitar. Reinvertarse. Resurgir. Reescribir su historia. Usted cree que tiene todo controlado, una existencia perfecta y que no le queda nada por descubrir pero de pronto la vida le da una cachetada: un accidente,  la pérdida del trabajo, la muerte de un ser querido, la bancarrota, un divorcio, una enfermedad y se da cuenta que está como al principio, a punto de comenzar y que toda esa seguridad que usted tenía era un castillo de naipes, una foto perfecta pegada con alfileres en la pizarra del Universo. Usted tiene la tentación de maldecir el destino, de compadecerse, de echarse a llorar eternamente y dejarse llevar por la tristeza o simplemente de volver a comenzar, que el cuerpo y el corazón tienen memoria y siempre saben el camino de vuelta, aunque usted no lo sepa, aunque usted no lo crea, la vida siempre se la apaña para abrirse camino, como las flores tras el crudo invierno. La vida o la muerte, usted escoge.

Lugares comunes

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Mis amigos me suelen decir que siempre voy a los mismos sitios. Y la verdad que tienen razón porque soy un poco gato y siempre acabo por encariñarme con los lugares que frecuento. No entiendo la manía de esta generación de estar siempre en busca de nuevos sitios, nuevas tendencias  y nuevas experiencias, huir eternamente de cualquier zona de confort. Se pasan el tiempo conociendo gente, viajando a lugares exóticos, cambiando de bares, de amigos y de parejas, es como si todo a su alrededor tuviera fecha de caducidad. A mi por el contrario todo ese frenesí me aturde porque me encanta la magia de lo cotidiano, de esos lugares de siempre. Ya sea el bar donde el camarero no te deja ir sin invitarte a una más, el restaurante chino de toda la vida en el que la dueña te regaña si dejas de ir mucho tiempo o  el supermercado  del barrio en el que la cajera te recomienda productos bajos en colesterol, para mi todos esos sitios cotidianos son parte de mi historia  y me recuerd...