Coartada perfecta
Mi fama de chico bueno durante mi juventud me convirtió en la coartada perfecta cuando mis amigos querían portarse mal porque parecía que padres, novios y novias respiraban tranquilos si él o la susodicha salían conmigo porque un muchacho "tan serio y formal" era imposible que hiciera algo malo. Aunque casi siempre mis amigos me instruían con claridad - "acuérdese que estuvimos en un cumpleaños,que bebimos solo Coca Cola y que usted me vino a dejar en taxi a la una de la mañana"- a falta de claridad en las instrucciones muchas veces tuve que a aprender a improvisar cuando algún padre o novio me preguntaban lo que habiamos hecho el día anterior: "¿Pero entonces fueron al cine? ¿Qué película vieron?" Yo sudaba a mares y deseaba que la tierra me tragara pero casi siempre respondía a la perfección y, de momento, salía triunfal del entuerto. Lo malo era cuando descubrían el engaño porque de ser el angelito, me convertía en el demonio, en una mala influencia q