El último regalo
¿Quién es un hombre adulto?
Aquel que ha perdido a sus padres.
La frase la leí hace algunos años y aunque puede prestarse a muchos análisis esconde una gran verdad porque los padres son el último nexo que tenemos con la infancia. Los hermanos y otros familiares también pueden serlo pero ellos no han dedicado tiempo en verte crecer, en guardar cada pequeño detalle de tus primeros años de vida. Los padres son nuestro archivo personal, registran anécdotas tuyas y a menudo te sorprenden con algún comentario sobre algo que hiciste con cinco años. Por eso dicen que uno de los duelos que se hace con la pérdida de los padres es el de la infancia.
Se fueron ellos, oficialmente se terminó tu infancia.
Mi viejo pocos meses antes de morir, cuando eran más frecuentes sus “despistes” apareció un día con un avión de juguete para mí. ¿Qué necesidad tendría él de gastarse parte de su pensión en comprarme un regalo? En su momento me dio risa y luego mucha ternura cuando descubrí que no era un regalo para mí, sino para el niño que fui...se me había olvidado por completo lo mucho que me gustaban los aviones de niño y cómo pasaba largas horas jugando con ellos. No me acordaba de eso. Mi viejo sí y sin pedir permiso estaba “puenteando” al adulto aburrido en que me he convertido para comunicarse con el niño que fui y que se habría vuelto loco de felicidad con ese avión.
Lo curioso es que ese avión fue el último regalo que me hizo, es decir se estaba despidiendo de mí con todo un homenaje a mi infancia.
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