El honor fue mío

Hace unos años tras unos problemas de salud y un largo proceso de rehabilitación cardiaca que obligó a mi viajo a llevarme tres veces por semana a terapia empecé a sentirme una carga familiar, muy preocupado se lo comenté, diciéndole lo incómodo que me hacía sentir todo aquello. Su respuesta, corta y concisa fue:

-"No, para mi es todo un honor."

Él poco dado la filosofía, reservado por naturaleza, me había dado una respuesta sorprendente, yo esperaba un simple "por que es mi deber" ó "por que sós mi hijo" pero me había dicho unas palabras que resumían no solo su relación conmigo sino con todo su entorno, como desde su perspectiva no había logrado ningún éxito sonoro, ni acumular bienes o ser famoso se sentía el ser humano más normal y pequeño del mundo admiraba a mucha gente, se sentía agradecido por ayudar y se sentía profundamente honrado por tener la familia que tenía y los amigos que había hecho a lo largo de los años y hasta por los de sus hijos (a menudo yo fingía enfado cuando lo escuchaba hablar con orgullo de mis amigos o tratarlos de vos, "papá, son mis amigos,"),

Le gustaba ser "invisible" y nunca imponerse.
Cuando repaso el camino que durante 53 años compartimos descubro que jamás me dijo qué hacer, en qué creer, qué estudiar o en que trabajar y mucho menos qué tipo de vida debía de tener, todo lo que hacía le parecía bien, daba la impresión que simplemente era feliz viéndome feliz, riéndose de mis anécdotas, despejándome el camino y dejándome respirar.

Si tuviera que resumir lo que fue mi padre en mi vida, diría que fue como el aire...amable, silencioso, imperceptible pero necesario, y lo bueno del aire es que casi siempre se transforma en viento y sus ráfagas te hacen volar.

Gracias por dejarme volar Papá,
el honor siempre fue mío.

(En memoria de Luisito, 10 de Abril 1938- 13 de Junio 2020)

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