El amor en tiempos de las Apps

Si para algo han servido tantas "apps" para ligar es para poner fin al viejo arte del flirteo. Antaño parte del encanto de salir de copas era la posibilidad de ligar. Se salía a divertirse, a tomar una copa con los amigos, a pasarla bien pero en el fondo siempre existía la lejanísima esperanza de triunfar y de encontrar la "media naranja" al menos de esa noche. Chicos y chicas salíamos y entre cerveza y cotilleos oteábamos el horizonte para ver si había algo interesante en el panorama y diseñar en plan urgente un plan de ataque y seducción, la mayoría de las veces con nefastos resultados pero había que intentarlo. Ahora el panorama ha cambiado bruscamente, ya nadie vigila la puerta de entrada ni las mesas de al lado sino su teléfono móvil para chatear, coquetear e intercambiar fotos con gente que está a 400 kilómetros de distancia y cuyas probabilidades de conocerse son nulas. Se acabaron las miradas cómplices, los gestos de seducción y el nerviosismo de entablar conversación con esa persona que nos gustaba. El otro día me contaba una amiga que por estar chateando en una de estas aplicaciones casi pierde la oportunidad de conocer al amor de su vida durante una fiesta. Estaba tan concentrada en su teléfono móvil enviando mensajitos a todos los solteros habidos y por haber de la ciudad que no se había percatado que enfrente suyo había un chico que llevaba toda la noche mirándola. Lo descubrió cuando el teléfono se quedó sin baterías y no le quedó más remedio que prestar atención a lo que estaba pasando a su alrededor. Fue así como descubrió la mirada más dulce que había visto nunca. Se casa el próximo mes.

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