miércoles, 30 de julio de 2025

I do, I do, I do

Aquella vez mi vieja decidió que para la celebración del Día del Padre en casa de mi Tío German había que hacer algo distinto y divertido así que se le ocurrió que ella y sus cuñadas se tenína que disfrazar de chicas sexys, estilo cabaret. Mandó a mi Tío Josema a buscar por todo San Jose revistas de muchachas guapas en bikini y lo mandó a recortar y a pegar las caras de todas las esposas de la familia.

A mí, como era el DJ de las fiestas, me puso como tarea seleccionar alguna música “sensual” para que las chicas hicieran su entrada triunfal en el salón, lo más parecido que encontré a lo que quería me madre fue la canción de Abba “I do, I do, I do” que con su entrada de saxofones daba el pego.

Ese día mi vieja mandó a callar a todo el mundo, me mandó a poner la canción para que entrara el cortejo, en realidad un mini cortejo de ella y sus dos cuñadas más jóvenes que se apuntaban a todo. Mi vieja iba adelante, dando pasitos de baile dandole vueltas a un collar largo, con todas las pulseras y colgantes que le prestó la esposa de mi tío –para ella eso era vestirse sensual-  atrás mis tías políticas con sombrero y alhajas  imitándola en los movimientos.  

Recuerdo las risas de todos y la ternura infinita que me despertó mi vieja por que se veía con el rostro iluminado, como una niña que hace una travesura a la que le llevaba muchas ganas. 

Y así se quedó otra canción más ligada a la memoria de mi vieja, cada vez que le escucho me empiezo a reír, me la imagino bailando y diciéndome que por qué me volví tan serio y aburrido. 


viernes, 25 de julio de 2025

Sensibilidad social

 

Todos tenemos ESOS momentos en los que nos cubrimos de "gloria", algunos más que otros por el temperamento que tenemos. Mi debut fue a los diez años. Durante todo el curso lectivo nos habían estado dando charlas sobre la sensibilización social y la lucha contra la pobreza –en mi escuela primaria les dio por ahí, eran los 70, ser comunista estaba de moda- cuando después de una charla super profunda sobre la injusticia social levanté la mano.

Como según mis tías abuelas yo era un chiquito "inteligentísimo" que rezaba mucho, que era muy sensible, de un corazón de oro, de los que se quitaba el pan de la boca para dárselo a otro, yo en el fondo quería impresionar a la clase con algún pensamiento profundo.

Esperé pacientemente a que el resto de compañeros terminaran de decir "sandeces" para poner el broche de oro, me paré y le dije a la profesora que su charla me había gustado mucho pero que yo, "como me gustaba tanto reflexionar y pensar" había llegado a la conclusión que los niños pobres estaban acostumbrados a ser pobres, a no tener juguetes por lo que posiblemente no sufrían tanto, los pobres estaban acostumbrados a la pobreza.

Creo que nunca estaré lo suficientemente agradecido de que aquella mujer no me estrangulara en mitad de la clase. 


miércoles, 23 de julio de 2025

Dancing queen

 Allá por los años ochenta en Costa Rica pasaban por la tele un anuncio en el que una chica vestida como para una clase aerobic bailaba sola enérgicamente en una ventana al ritmo de una melodía discotequera. A mi vieja el anuncio le encantaba, decía que se moría de ganas de bailar así y que tenía ganas de ser así,  “de hacer lo que a uno le diera la gana”.

Como  la oía tantas veces decir esa frase, con el tiempo he llegado a la conclusión que a mi madre muchos sueños se le quedaron por el camino. Como muchas mujeres de su época tuvo que aparcar el tema de la realización personal, primero porque había que cuidar marido e hijos y luego porque, al menos en el que caso de mi vieja, después que mi padre perdiera el trabajo se pasó la vida entera trabajando para llegar a fin de mes sin tiempo para otra aspiración que no fuera llegar a fin de mes para cobrar la nómina.

No me cabe la menor duda que en otras circunstancias mi madre que en su juventud, desafiando cualquier norma de esa época había pertenecido a un equipo de basquetbol femenino, habría llegado más lejos que cualquiera en la familia porque era un “cerebrito” rápida para las matemáticas, buena líder y consejera -"muy moderna" para la época me decía una amiga suya de juventud- con una inquietud insaciable, se leía el periódico completo, veía todos los programas de opinión y era capaz de hablar de tú a tú sobre economía con cualquiera.

Unos meses antes de morir, entre risas le comenté a mi madre que seguro habían pasado muchas verguenzas conmigo cuando era niño porque fuera dónde fuera, pedía monedas para la rocola, ponía “El Danubio Azul”  y me ponía a bailar por todo el salón. Me vieja me miró con cariño y me dijo que al contrario, era algo que siempre había admirado de mi, “siempre ha hecho lo que le ha dado la gana sin preocuparse por el que dirán”.

De todo eso me acordé el otro día cuando estando en un bar, de pronto el DJ en una de sus mezclas utilizó la pista de ese anuncio. Fue invocar a mi vieja, verla de pie con sus manos en mi hombre diciéndome las ganas que tenía de ponerse el mundo por montera.


A estas alturas de la vida

De joven quería ser presidente de la nación o estrella de rock and roll (como cantaba Miguel Mateos allá en los ochenta).Se suponía que a es...