jueves, 20 de noviembre de 2025

"El enano ése"

 

Yo me tropecé de zopetón con la historia reciente de España recién llegado en 1993, el 20 de noviembre de ese año cuando un compañero del máster de Periodismo, olvidando el día que era -aniversario de la muerte de Franco- nos llevó de visita al Valle de los Caídos. 

Decir que me quedé de piedra viendo gente con esvásticas, señoras con abrigo de piel repartiendo estampitas de Franco ascendiendo al cielo rodeado de ángeles como si fuera un santo y grupos gritando consignas fascistas, es decir poco. De pronto me empecé a sentir físicamente mal y las dos horas que había que esperar a que el autobús nos recogiera de vuelta y nos llevara al Escorial se me hicieron eternas y (mi compañero me prohibió abrir la boca por aquello del acento).

Años despues, en una visita al Escorial con mi vieja y mi hermana mayor nos llevaron al Valle de los Caídos. Mi madre fue absolutamente indiferente a cualquier explicación sobre la gran obra arquitectónica que era, hizo caso omiso de todo y cuando llegó a la tumba de Franco llena de flores, se paró al frente y soltó: "¿Y ESTA BARBARIDAD? ¿Por qué no demuelen todo esto?" (mi hermana y yo callándola).

Todavía me río cuando recuerdo ese momento y la manía que le tenía al dictador, para mi vieja Franco siempre fue "el enano ese", siempre decía que la indignaba mucho que después de haber soportado durante cuarenta años a un individuo así acabaran imponiendo un rey en España, "los españoles se merecen algo mejor".

martes, 4 de noviembre de 2025

Para que nada se pierda

Me imagino que habrá gente que me criticará por contar muchas cosas por Internet, gente que tiene por regla la discreción más absoluta sobre su vida y eso no está ni mal ni bien, simplemente es así, un tema de elección personal. En mi caso yo cuento las cosas no por el aplauso o la admiración sino por un sentido práctico: porque no quiero que nada de lo que me ha tocado y me toque vivir cuando yo no esté en este mundo se pierda. 

La memoria de aquellos que tienen descendencia -hijos, sobrinos o nietos-suele alargarse muchos años más en la línea del tiempo; por ejemplo mi abuelo materno se murió en 1971 y de vez en cuando me llegan a la memoria recuerdos vagos, de su taller, del olor a tabaco y, a través de mi madre y mis tíos, sé de memoria algunos episodios de su vida. Es decir que sigue vivo. Mis padres se murieron en el 2020 y desde hace cinco años no hay día en que no los recuerde, que no me asalte algún recuerdo de ellos, es decir siguen vivos gracias a que alguien los piensa. 

La misma suerte no la voy a tener yo ni mis hermanas porque quienes no tenemos descendencia somos como flores efímeras. Vale, no siempre tener hijos es garantía de ser recordado pero lo normal es que así suceda. En mi caso, doy por un hecho que cuando no esté en este mundo a más tardar a los cinco años mi recuerdo comenzará a disolverse como un viejo poema de amor escrito en la arena y más pronto de lo que yo quisiera mi recuerdo será borrado de este mundo y todo, absolutamente todo, será como si nunca hubiese existido.

Por eso cuento todo, porque es mi manera de heredarle a mis amigos y conocidos mis recuerdos. Si dentro de cincuenta años el nieto de alguien en una mesa de tragos dice algo como “mi abuelo tuvo un amigo al que le pasó exactamente eso” o “una vez hace muchos años conocí a un tipo que opinaba lo mismo”, esté donde esté voy a tener un instante de felicidad y brindaré con la alegría de quien no se siente olvidado. Mientras tanto lo cuento todo, para que nada se pierda.

"Basta que alguien me piense para ser un recuerdo". 
Oliverio Girondo


"El enano ése"

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