viernes, 25 de septiembre de 2009

Mi primera vez

Las primeras veces siempre son inolvidables. Yo por ejemplo a menudo recuerdo mi debut. Fue al final de la tarde un viernes de 1993, al cierre de edición de un periódico en el que trabajaba, estaba tratando de terminar un reportaje sobre Clinton cuando una maquetadora se acercó y con gran sigilo me dijo “creo te puedo dar lo que necesitas”. De inmediato me levanté y corrí hasta el departamento de diseño. Ahí con el más absoluto misterio advirtió “si los jefes nos pillan estamos despedidos”, mientras me contaba que era su primera vez y que se trataba tan solo de una excepción, “hasta el momento solo lo ha probado el director”.

Dicho esto y en medio del mayor misterio nos sentamos frente al ordenador, digitó una clave y el primitivo módem comenzó a emitir unos extraños ruidos. “Nos estamos conectando” y se puso a explicarme lo que estábamos haciendo: “Vía teléfono vamos a acceder a los archivos de la biblioteca del Congreso de Estados Unidos para buscar la imagen que necesitamos”. Aquello me dejó atónito y empecé a preocuparme que estuviéramos haciendo algo ilegal, me parecía cosa de espías andar cotilleando por los archivos de instituciones sin ninguna autorización. Por fin, cuando yo ya empezaba a sudar a chorros del agobio que tenía apareció en pantalla un magnífico infográfico de la trayectoria política de Bill Clinton, justo lo que necesitaba. “Lo dejo descargando, mañana lo tendremos”, me dijo con aire triunfal al despedirse.

Llegué a casa perplejo. Con incredulidad mis padres escucharon mi historia con todo lujo de detalles y de cómo en cuestión de minutos habíamos “entrado” al Congreso de EE.UU. “Eso suena a delito, ¡mucho cuidado!” sentenció mi hermana la juez mientras cenábamos y me hacía prometerle que no volvería hacerlo nunca más.

Así fue mi primera experiencia con Internet.

sábado, 19 de septiembre de 2009

La vida a dos manos

Cuando uno es adolescente los padres nos parecen lejanos y nos avergonzamos un poco de ellos. Cuando uno es viejo los padres nos parecen parte de nosotros mismos y nos enternecen hasta la médula. Cada vez que voy a mi pueblo, una vez al año, me encanta observar esa complicidad que en cincuenta años de relación han ido tejiendo, pueden pasar horas sin dirigirse la palabra pero uno intuye que en cada gesto, que en cada mirada algo se están comunicando…vaya a saber que estarán “pensándose” pero en tema de enamorados es mejor no inmiscuirse y es que después de jubilados mi padre reconoció que “habían vuelto a ser novios”.

Su historia de amor es simple: ella, dependienta de farmacia que todos los días pasa a toda prisa por el Cuerpo de Bomberos. Él, joven bombero que la mira embelesado y piensa que es la chica más guapa del mundo y que hay que invitarla a salir. Ella que se resiste durante meses y huye por la puerta trasera cada vez llega el “gordo” con flores a esperarla a la salida del trabajo. “Es que era un pesado, insistía demasiado”, dice mi madre con una sonrisa de coqueta adolescente. “Y menos mal que lo hice”, le responde mi padre con aire triunfador. Ella se da por vencida, acepta esa primera cita y así inician esa vida a dos manos, como decía el maestro Benedetti, que los ha llevado por encuentros y desencuentros, por enfermedades, abundancia (casi nunca), problemas económicos (casi siempre), triunfos y fracasos.

¿Quién iba a decir que iban a llegar tan lejos? Pienso cada vez que los veo caminar de la mano cada vez más lentamente. Me gusta caminar detrás de ellos, saber que soy parte de su historia…

domingo, 6 de septiembre de 2009

Cualquier tiempo pasado no fue mejor

Mi abuela adoraba la vida moderna. Eso lo recordé hace unos días cuando la lavadora de casa de buenas a primeras decidió "jubilarse" y pasé una hora lavando ropa a mano y pensando en las comodidades de la vida moderna y en cómo mi abuela era capaz de pillarse un cabreo si alguien se atrevía a decir que "cualquier tiempo pasado fue mejor". "¿Cómo la gente se atreve a decir esas cosas" Solía preguntarse y a continuación hacía un repaso por su larga vida de privaciones y de trabajo arduo para crear ocho hijos en medio en medio de crisis económicas, guerras y de enfermedades. "¿Cómo va a ser mejor levantarse a las cinco de la mañana para preparar el almuerzo del marido y de los hijos mayores que ya trabajaban? ¿Cómo va a ser mejor tener que cargar a tu niño en brazos hasta el hospital porque se muere de asma, los caminos son de tierra y el hospital más cercano está a cuatro kilómetros?¿Cómo va ser mejor cargar la ropa hasta un río, lavar durante horas de horas y repetir el mismo ritual día tras día?" comentaba con vehemencia y así echaba abajo cualquier añoranza del pasado. Para ella la vida moderna era una maravilla y aprovechaba la mínima ocasión para elogiar los electrodomésticos, los coches, los aviones y cuanto invento hiciera mejor la vida de la gente. "Ahora se vive mejor y punto"solía decir como conclusión para que nadie se atreviera a contradecirla.

Y la verdad abuela que en eso tambien tenías razón.

martes, 18 de agosto de 2009

Mi balón y yo

Yo también tuve un balón (y de baloncesto). Para muchos no es ninguna hazaña, ni siquiera digno de mención porque a lo largo de su vida tienen bolas a montones de todos los colores y tamaños pero yo solo tuve uno (y de baloncesto). Nada raro para alguien que como yo de niño tenía fama de “intelectual” me regalaban libros, coches, aviones, legos, libros, patines pero a nunca nada relacionado con deportes y menos un balón (y de baloncesto). Llegó a mi vida de la forma más singular del mundo, gracias a un concurso escolar de trajes regionales que como primer premio daban el susodicho balón.

Yo para ser sincero le llevaba más ganas al premio de consolación, una caja de galletas de chocolate, pero quiso la vida que a los once años me ganara el juguete más exótico que he tenido para disgusto de Perera, eternamente gilipollas, cuya madre se había currado el traje en forma impecable con la esperanza de que su retoño como de costumbre se luciera. Menos mal que la “seño” decidió echarlo a suertes y el agraciado resultó ser este servidor que la víspera, el solito, se las había apañado para improvisar un traje.

Fue mi primera y única victoria frente a Perera pero me bastó con ver su cara y sus lágrimas de cocodrilo cuando me dieron el balón para sentirme el chaval más feliz de la tierra aunque no tuviera la mínima idea de cómo usar un balón y menos de jugar baloncesto. Aquel balón estuvo en mi vida durante más de cinco años, la mayoría en el armario porque, todo hay que decirlo, nunca supe qué hacer con él. Para mi la única utilidad que tenía era recordarme mi triunfo frente al “pesao” de la clase fuera de eso no lo encontraba ninguna utilidad a un balón (y de baloncesto).

miércoles, 29 de julio de 2009

Química y Física

Juanita. Así se llamaba y estoy seguro que todos los que estuvimos en el instituto nos acordamos de ella. Era la profesora de Química y el mito erótico en el alumnado: treinta y pocos, rubia platinada, cuerpo de escándalo, divorciada y una habilidad única para hablar de sexo en clase. Ella se las ingeniaba para, a propósito de la tabla periódica, hablar de la inexplicable atracción dos cuerpos, del intercambios de flujos y de lo importante era que “hacerlo bien, con ganas y responsablemente”. Cuando hablaba del tema los chicos nos poníamos rojos como un tomate, las chicas intercambian miradas reprobatorias y ella tan campante seguía con la clase: “Alguien puede decirme ¿cuál es el número atómico del Samario?” Silencio absoluto en clase, todo el mundo en otro planeta pero a ella no le importaba. Así era Juanita.

Como la vida es cruel después de Juanita tocaba la clase de Física con la profesora Lidiette que no era, para decirlo elegantemente, tan agraciada como su antecesora y el que sus clases se programaran después de las de química siempre nos pareció una broma macabra del director. Treinta y muchos aparentando cincuenta, morena, cabello cortísimo, delgada tirando a escuálida, hortera, eternamente amargada y fama de que en su curso nadie aprobaba. En su clase solo se hablaba de vectores, de las leyes de Newton, de la relatividad pero nunca de sexo. Las dos horas transcurrían entre el tedio, la monotonía y los suspiros de resignación de todos los que pensábamos que el mundo sería distinto poblado de Juanitas.

viernes, 24 de julio de 2009

Conducción temeraria

Que lo pasó en Honduras fue un golpe de Estado no cabe la menor duda tan evidente es que es una de esas extrañas ocasiones en las que reina la unamidad en la comunidad internacional, todos condenan al sector que derrocó a Zelaya y algunos, han aplicado sanciones diplomáticas.

Sin embargo asusta un poco y causa consternación la temeridad del depuesto presidente, que contra golpe y marea, y en vista del fracaso de las negociaciones de San José, ha dispuesto por segunda vez, hacer su entrada triunfal en Honduras, sin tomar en cuenta que con los ánimos tan caldeados puede esperarse todo menos una "jornada pacífica" como se ha dedicado a pregonar. Como de costumbre, los muertos son lo de menos tanto para él como para los golpistas.

Uno pregunta si con tanto consenso internacional no habría sido mejor para "Mel" esperar un poco, seguir recabando apoyos y dar otra oportunidad a la comunidad internacional. Al parecer ha decidido arreglar las cosas el solito, "a lo macho", para desgracia de los hondureños.

martes, 21 de abril de 2009

Una santa para madrid...nos la merecemos

Lo confienso: no suelo leer las cadenas de correo que me envían y menos las que prometen 1000 años desgracias para quien no las reenvíe a sus 80 mejores amigos, pero en este caso no solo la he enviado sino que gustamente la publico en este blog para que alguien se haga eco, es por una buena causa.

Como es bien sabido de todos, en el proceso de beatificación y de canonización es necesario pasar por la Petición Pública de Milagros, siendo requeridos dos milagros para cada uno de los
pasos salvo en el caso de martirio (se da en este caso, pero no aplicable a la beata). Es necesario dirigirse al Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Antonio María Rouco Varela, para que reúna pruebas y tome
acta notarial de los testimonios y, si los datos lo justifican, enviar dichos materiales a Roma. Así pues, se necesitan personas que hayan sido testigos de:

* Milagro nº 1: Tener una larga carrera en la política. Si milagroso fue su inicio como Concejal del Ayuntamiento de Madrid y Ministra de Educación, no lo fue menos su desempeño como
Presidenta del Senado.

* Milagro nº 2: Cuando tras perder las elecciones autonómicas nadie daba un duro por su futuro político, una milagrosa intervención la lleva a la Presidencia de la Comunidad de Madrid.

* Milagro nº 3: En la plaza de toros de Móstoles convertida en improvisado helipuerto salió menos dañada que su compañero de partido, Rajoy (algunos hablan sólo de medio milagro).

* Milagro nº 4: En Bombay salió milagrosamente "ilesa de un atentado" como recoge alguna prensa (ADN) y que TeleMadrid (Ad Maiorem Espe Gloriam) ha analizado de forma reiterada, extensa y minuciosa. (y de la que ella dio fe en gloriosa conferencia de prensa en tacones y calcetines. Ver foto)

* Milagro nº 5: No menos milagroso es el hecho de haber cegado a buena parte de la población madrileña, algo que desde fuera de la Comunidad de Madrid y de España escapa a la comprensión humana.

* Milagro nº 6: Por último, y ya es increble, está consiguiendo que los miembros del partido popular se espíen y se maten los unos a los otros, sin intervención directa de D. Federico Jimenez
Losantos.

Otros milagros aún no confirmados:

- Hay ya testimonios de que se han detectado señales de intervención milagrosa en Cajamadrid, que está produciendo efectos extraordinarios. No se descarta la destrucción de la cuarta
entidad financiera de España por intercesión de nuestra beata. Ello la revelaría como una auténtica lideresa anticapitalista, siempre al lado de los pobres y los oprimidos.
Ni la Madre Teresa aspiró a tanto...

- No dejes de colaborar! Si has sido testigo directo de estos hechos milagrosos, remite tu testimonio a: Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Antonio María Rouco Varela. San Justo, 2. 28005 Madrid
diciendo: ¡SI; YO SOY TESTIGO!

¡Pobre don Edgar!

Durante muchos años a la persona que más lástima le tuve fue a don Edgar, mi profesor de música durante la Primaria. No sé por qué me daba t...