Uno de los grandes problemas es que cuando llegamos a los cincuenta seguimos con la percepción que tenemos 20 años y que nos queda mucho tiempo para ser felices y que lo que no hagamos hoy lo podremos hacer mañana, cuando la realidad es que tenemos los días contados, el tic tac resuena en nuestros oídos con más fuerza que nunca.
Por más que te digan lo contrario ya has vivido más de la mitad de tu vida. En el mejor de los casos -con muchísima suerte- te quedan menos años hábiles de los que quisieras para cumplir tus sueños. Da igual que te cuides mucho, que vayas al gym o que tengas una figura envidiable cuando menos lo pienses vendrá algún padecimiento y tu cuerpo y a lo mejor tu mente empezarán a dar muestras de cansancio y te darás cuenta que ya no eres el mismo.
Lejos de deprimirnos frente a un panorama como éste debería ser el mejor aliciente para disfrutar la vida, para hacer locuras ahora que podemos, amar intensamente y reírnos a carcajadas cuando nos dé la gana. A cualquier edad la felicidad es obligatoria pero más cuando has pasado el ecuador de tu vida y los pequeños instantes se te escurren entre las manos.
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viernes, 26 de agosto de 2016
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