Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2025

El estirón

Imagen
La verdad que me vino fatal pegar el estirón a los once años. De la noche a la mañana ya medía más de 1.70 y eso me alejaba radicalmente de mis amigos del nuevo barrio que por entonces tenían 8 o 9 años y no pasaban más del metro y medio pero lo más triste de todo era que me exiliaba definitivamente de ese paraíso perdido llamado infancia del que no tenía el más mínimo apuro en salir.  La voz de "alarma" la dieron los obreros de construcción que por aquella época inundaban un barrio que como yo estaba en plena expansión: cada vez que salía a jugar con mis amiguitos a Policías y Ladrones, chiflaban, se reían y hacían comentarios desagradables -sí, el populacho suele ser muy cruel como descubrió -y muy tarde- María Antonieta de Francia.  Empecé a poner mil excusas cada vez que me tocaban la puerta para ir a jugar, que mis padres me habían castigado, que estaba con gripe, que tenía mucha tarea;  aunque como los veía tristes de vez en cuando les hacía alguna concesión y los p...

El último vino

Imagen
  La última noche antes de morir, mi viejo me pidió un vino.  Cómo según el folleto de la medicación que la doctora le había recetado cualquier forma del alcohol estaba absolutamente prohibida le serví una especie de sumo de uva con burbujas que a mi no me gustaba para nada, pero por lo menos le quitaba el antojo. Es decir que, a un señor de ochenta años, que se había vuelto forofo al vino tinto por “culpa” mía -logré convencerlo de que la cerveza no era muy buena para la salud- en su última noche le puse en su copa una mala imitación de vino (él como era tan agradecido, lo recibió con una sonrisa, lo bebió con ganas y soltó su clásico "¡Qué rico!" que siempre decía al terminar su copita). Si yo hubiese llegado a saber que era su último vino, pesar de los consejos de la geriatra, del Ministerio de Salud y de la OMS, le habría servido una copa hasta arriba y me habría servido una también, habríamos saboreado ese último trago ,nos habríamos despedido prometiendo no olvidarnos y...

Joven promesa

Imagen
  Allá por los noventa, recién graduado como periodista, mientras bailaba con una colega en un bar se me ocurrió sugerirle que era un buen momento para que nuestra generación tomara el poder del Colegio de Periodistas y que de ser así yo estaba más que dispuesto a encabezar la papeleta porque, según yo, TODO el mundo me quería y como venía llegando de España estaba de sobra preparado para asumir cualquier reto. Mi amiga, que es la persona más política del mundo, no solo aceptó de buena gana mi ofrecimiento sino que después del merengue anunció a la mesa que la nueva generación de periodistas de Costa Rica ya tenía candidato y que ese candidato era yo. A partir de ahí sin querer queriendo me convertí en toda una celebridad, con la agenda repleta de actividades, visitas a los medios en las que yo tenía que detallar mi plan de gobierno y completos desconocidos dándome la adhesión e invitándome a actividades sociales. Lo que yo no contaba era que como en toda elección tendría ...

Los amigos del hijo

Imagen
Un mes después que mi amigo se había marchado a estudiar a Estados Unidos su madre me llamó “muy” disgustada para decirme que era una barbaridad absoluta que desde que se fue su hijo todos sus amigos habíamos desaparecido como por arte de magia, como si no le importáramos en absoluto. Durante toda nuestra juventud la casa de mi amigo había sido el epicentro de nuestro grupo de amigos, no hacía falta ni coordinara nada poque la puerta literalmente siempre estaba abierta y si no estaba él estaba su madre que sin preguntar nada nos ponía un cafecito con pan para” hacer tiempo” mientras ella aprovechaba para ponernos al día de su vida. Conmigo, como siempre he sido de risa fácil, y en ese tiempo explosiva -comencé a amargarme cuando llegué a los veinte-, siempre que me veía aprovechaba para contarme cosas divertidas solo para hacerme reír y de paso reírse ella a carcajadas, que en eso era una campeona.  Tras esa llamada y mis disculpas aceptadas, quedé en irla a visitar más a menudo y ...

Mini Don Juan

Imagen
Durante mis ùltimos años de colegial disfruté de una inusitada popularidad entre el sexo femenino, a lo mejor como venía llegando de otro colegio, no era el típico prototipo de aspirante a macho alfa latino y era super bueno escuchándolas -es lo bueno de haber tenido hermanas, que uno afina el oído- las seducía sin querer. Con bastante frecuencia encontraba papelitos con corazancitos entre mis libros y hasta propuestas para quedar después de clases en el parque de enfrente, yo me reía con esos papeles y los guardaba sin darles demasiada importancia pero ellas insistían. Sandra no desaprovechaba  ocasión para decirme que su hombre ideal era un muchacho de gafas e intelectual, Yenory en cuanto me veía solo se sentaba a mi lado para contarme sus cuitas mirándome con ojos lánguidos y Silvia, que siempre co-protagonizaba conmigo obras de teatro de campesinos. cada vez que podía me cogía de la mano para pasearme como trofeo frente a todos durante los recreos mientras Rebeca, de la estudi...