
martes, 30 de abril de 2013
Panegírico

lunes, 29 de abril de 2013
Políticos en las redes sociales
Si usted se dedica o piensa dedicarse a la política y no está ninguna red social es mejor que vaya pensando en retirarse porque todo, o casi todo, está pasando en esas plataformas que se han convertido en el eje de la vida cotidiana de su público meta, sus electores, y como en política siempre hay que estar donde está la gente, no hay excusa que valga: las redes sociales lo están esperando.
Son innumerables los beneficios que puede traer una mayor presencia en las redes sociales, desde una mayor visibilidad hasta el privilegio de poder "oír" de primera mano que realmente preocupa al elector y qué piensa de usted y todo gratuitamente, sin tener que hacer onerosas encuestas o grandes inversiones en publicidad.
He aquí algunos consejos prácticos, tomados de aquí y de allá, para todos los políticos - o aspirantes a- interesados en incursionar en el mundo de las redes sociales.
• Piénselo bien. Hay que estar en las redes sociales pero no de cualquier manera, como en todas las circunstancias de la vida se trata de saber estar. Antes de apuntarse a una plataforma vale la pena reflexionar detenidamente (a solas o con su equipo) sobre lo que pretende conseguir, el público al cuál quiere dirigirse y qué tipo de post quiere publicar. En resumen hacer un plan de comunicación pero específico para los social media, un error común es tratar de simplemente adaptar el plan de comunicación tradicional - en caso de que lo tenga- a los nuevos medios. Recuerde que los social media por su filosofía son radicalmente distintos a los medios tradicionales, tienen un lenguaje y un estilo propio. Piénselo bien, piense en social media.
• Escoja las plataformas adecuadas. No todas valen para las mismo, ni es necesario tener perfiles en todas las redes sociales. Aunque Facebook es la que tiene más usuarios en Occidente (cerca de 700 millones en el 2011) hay otras redes sociales que a lo mejor podrían resultar más beneficiosas para su carrera política sea porque en su país tienen mayor cantidad de usuarios (hay bastantes plataformas locales con mucho éxito) o por la edad de sus usuarios, por ejemplo en España y en otros países, Tuenti (14 millones de usuarios) es muy usada entre jóvenes veintiañeros. Así que conviene que su equipo haga un repaso de las redes sociales que más se usan en su país.
• ¿Quien debe actualizarlas? Es la pregunta del millón, en un mundo perfecto sería el propio político quien se encargara de gestionar su propio perfil pero ya sabemos que la vida on line - bien llevada- necesita tiempo por lo que en caso de no poder hacerlo el propio interesado la responsabilidad la debería tener un colaborador muy cercano, que conozca a fondo al político, su agenda y su filosofía. Los expertos recomiendan siempre dejar claro, de cara al usuario, que los perfiles normalmente son actualizados por el equipo del político. La Casa Blanca, por ejemplo, para evitar cualquier confusión al respecto tiene como norma de firmar los post que haya escrito el propio presidente para así diferenciarlos de las actualizaciones que realiza su equipo.
• Enseñe su corazoncito. Decidir que publicar puede resultar difícil sobre todo porque pensamos que el público espera grandes discursos o frases llenas de sabiduría. Sin embargo se sorprenderá al descubrir que al usuario de las redes sociales más que en posturas políticas está interesado en conocer el lado humano de los famosos así que no tema demostrar al público que usted es de carne y hueso, olvídese de las formalidades de una plaza pública y mantenga una conversación directa con los ciudadanos.
• Escuche atentamente. Una de las grandes ventajas de redes sociales es la posibilidad de saber que piensa de usted el público y de sus actividades sin necesidad de pagar onerosos estudios de opinión, sin embargo no sea tan solo un actor pasivo, interactúe y responda los comentarios cuando lo considere oportuno pero evite caer en innecesarias polémicas.
• Actualícelas con frecuencia. En el mundo de las redes sociales las cosas pasan durante 24 horas al día y a una velocidad vertiginosa. Publicar una actualización a la semana quizá no sea una buena idea de estar presente en el mundo cibernético y de tener impacto en el mundo político. Sin embargo, no cometa el error de hacer muchas actualizaciones durante el día porque correrá el riesgo de saturar a sus seguidores, una o dos veces al día serán más que suficientes.
• Una imagen vale más que mil palabras. Eso es más cierto que nunca en la redes sociales. No hay nada que guste más -y que se comparta con más rapidez- que una fotografía. Intente postear a menudo alguna fotografía de las actividades en las que usted participa pero desde un ángulo no oficial, la gente está más que cansada de las típicas acartonadas fotografías de gente encorbatada. Piense de nuevo en mostrar su corazoncito compartiendo imágenes curiosas o que de cierta forma apoyen su discurso político.
• Planifique sus actualizaciones. Uno de los errores frecuentes de los famosos que incursionan en las redes sociales es la falta de planificación. Sabemos que la actualidad es impredecible y nunca se sabe que puede pasar a lo largo del día pero si que podemos establecer algunos lineamientos generales sobre lo que se quiere publicar en los perfiles. Por ejemplo para ocasiones en las que la gente oficialmente espera alguna opinión del político, como fechas nacionales, elecciones, cumbres, aniversarios, cumpleaños, celebraciones como Navidad o Año Nuevo.
• Piénselo bien. Hay que estar en las redes sociales pero no de cualquier manera, como en todas las circunstancias de la vida se trata de saber estar. Antes de apuntarse a una plataforma vale la pena reflexionar detenidamente (a solas o con su equipo) sobre lo que pretende conseguir, el público al cuál quiere dirigirse y qué tipo de post quiere publicar. En resumen hacer un plan de comunicación pero específico para los social media, un error común es tratar de simplemente adaptar el plan de comunicación tradicional - en caso de que lo tenga- a los nuevos medios. Recuerde que los social media por su filosofía son radicalmente distintos a los medios tradicionales, tienen un lenguaje y un estilo propio. Piénselo bien, piense en social media.
• Escoja las plataformas adecuadas. No todas valen para las mismo, ni es necesario tener perfiles en todas las redes sociales. Aunque Facebook es la que tiene más usuarios en Occidente (cerca de 700 millones en el 2011) hay otras redes sociales que a lo mejor podrían resultar más beneficiosas para su carrera política sea porque en su país tienen mayor cantidad de usuarios (hay bastantes plataformas locales con mucho éxito) o por la edad de sus usuarios, por ejemplo en España y en otros países, Tuenti (14 millones de usuarios) es muy usada entre jóvenes veintiañeros. Así que conviene que su equipo haga un repaso de las redes sociales que más se usan en su país.
• ¿Quien debe actualizarlas? Es la pregunta del millón, en un mundo perfecto sería el propio político quien se encargara de gestionar su propio perfil pero ya sabemos que la vida on line - bien llevada- necesita tiempo por lo que en caso de no poder hacerlo el propio interesado la responsabilidad la debería tener un colaborador muy cercano, que conozca a fondo al político, su agenda y su filosofía. Los expertos recomiendan siempre dejar claro, de cara al usuario, que los perfiles normalmente son actualizados por el equipo del político. La Casa Blanca, por ejemplo, para evitar cualquier confusión al respecto tiene como norma de firmar los post que haya escrito el propio presidente para así diferenciarlos de las actualizaciones que realiza su equipo.
• Enseñe su corazoncito. Decidir que publicar puede resultar difícil sobre todo porque pensamos que el público espera grandes discursos o frases llenas de sabiduría. Sin embargo se sorprenderá al descubrir que al usuario de las redes sociales más que en posturas políticas está interesado en conocer el lado humano de los famosos así que no tema demostrar al público que usted es de carne y hueso, olvídese de las formalidades de una plaza pública y mantenga una conversación directa con los ciudadanos.
• Escuche atentamente. Una de las grandes ventajas de redes sociales es la posibilidad de saber que piensa de usted el público y de sus actividades sin necesidad de pagar onerosos estudios de opinión, sin embargo no sea tan solo un actor pasivo, interactúe y responda los comentarios cuando lo considere oportuno pero evite caer en innecesarias polémicas.
• Actualícelas con frecuencia. En el mundo de las redes sociales las cosas pasan durante 24 horas al día y a una velocidad vertiginosa. Publicar una actualización a la semana quizá no sea una buena idea de estar presente en el mundo cibernético y de tener impacto en el mundo político. Sin embargo, no cometa el error de hacer muchas actualizaciones durante el día porque correrá el riesgo de saturar a sus seguidores, una o dos veces al día serán más que suficientes.
• Una imagen vale más que mil palabras. Eso es más cierto que nunca en la redes sociales. No hay nada que guste más -y que se comparta con más rapidez- que una fotografía. Intente postear a menudo alguna fotografía de las actividades en las que usted participa pero desde un ángulo no oficial, la gente está más que cansada de las típicas acartonadas fotografías de gente encorbatada. Piense de nuevo en mostrar su corazoncito compartiendo imágenes curiosas o que de cierta forma apoyen su discurso político.
• Planifique sus actualizaciones. Uno de los errores frecuentes de los famosos que incursionan en las redes sociales es la falta de planificación. Sabemos que la actualidad es impredecible y nunca se sabe que puede pasar a lo largo del día pero si que podemos establecer algunos lineamientos generales sobre lo que se quiere publicar en los perfiles. Por ejemplo para ocasiones en las que la gente oficialmente espera alguna opinión del político, como fechas nacionales, elecciones, cumbres, aniversarios, cumpleaños, celebraciones como Navidad o Año Nuevo.
lunes, 22 de abril de 2013
Me contó un pajarito

martes, 19 de febrero de 2013
Cómo ser padre en un mundo virtual (y sobrevivir)
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Ser padre nunca fue fácil y menos en el mundo virtual |
• Las apariencias engañan y más en las redes sociales. Cada vez son más los perfiles falsos utilizados con otros propósitos como el Grooming (acoso sexual en las redes) y el ciberbullyng (acoso de el tradicional acoso entre los mismos compañeros de Escuela). Alértelo sobre su existencia, de cómo actuar en caso de recibir una amenaza y sobre la necesidad de incluir como amigos sólo a quienes se conoce personalmente, para evitar cualquier riesgo y mantener una conversación más fluida entre sus amigos. Explíquele además la conveniencia de no tener pública la mayoría de la información de su muro y cómo configurar un nivel de privacidad adecuado.
• Recuérdele que, al igual que en la vida real, las relaciones virtuales deben regirse por ciertas reglas básicas de cortesía, como respetar las creencias de otros, mantener un tono cordial en las conversaciones, no criticar públicamente a otra persona o ventilar asuntos privados en el muro. Al igual que en el mundo de los adultos, ante cualquier divergencia siempre es mejor una charla privada, en el mundo virtual el típico "Inbox".
• Hable con él/ella sobre las implicaciones que podría tener para su futuro su presencia en redes sociales y la necesidad de gestionarlas con cierta responsabilidad. A lo mejor colgar una foto de la juerga de ayer puede resultar divertido hoy, pero un poco comprometedor dentro de cinco años.
Y si usted es uno de los afortunados a quien su hijo ha agregado como amigo, no desperdicie esa magnífica oportunidad para estar aún más cerca de él/ella, conocer mejor sus gustos y saber qué le preocupa, pero no olvide respetar su personalidad virtual, el perfil de cada uno es un mundo y aunque no nos guste o no asuste lo que publica nuestro hijo, hay que respetarlo y evitar ponerlo en situaciones embarazosas, llamándole la atención en el muro o publicando fotografías sin consultarlo. Puede ser que aquel bebé de ayer nos parezca adorable, pero al adolescente de hoy, aquel niño regordete le puede escandalizar. Discreción es la palabra clave, ver sin ser visto.
jueves, 13 de diciembre de 2012
Mi abuela y el Empire State
La culpa de que me guste tanto el Empire State es de mi abuela. La vez que estuvo en Nueva York llegó a mi pueblo revolucionada. Amante de la modernidad -solía criticar con vehemencia a todos los nostálgicos por el modo de vida de antaño "como se nota que nunca lavaron a mano, ni cocinaron con leña, ni caminaron largas distancias hasta el hospital cargando a un hijo enfermo"- vino encantada con todo lo que vio por allá, de lo fácil que era la vida doméstica con tanto electrodoméstico, con el metro a todas partes, con tiendas en las que se podía conseguir lo inimaginable pero sobre todo con el Empire State. Con folletos y fotografías en mano solía contarnos todas la sensaciones que vivió cuando estuvo frente a ese rascacielos, que para ella simbolizaba lo mejor del espíritu humano, las ganas de aspirar cada vez más alto y seguir adelante aún en las peores circunstancias. De niño me gustaba sentarme con ella en la cocina y escuchar como era la vida en un lugar tan lejano y raro como Nueva York y como se veía el mundo desde la cima de ese edificio que solo había visto en películas. Meses atrás mientras estuve viviendo en esa ciudad me gustaba contemplar a los lejos la silueta de ese gigante, entonces como por arte de magia desaparecía el bullicio del trafico, la multitudes en las grandes avenidas y me volvía a sentir en el cálido regazo de mi abuela.
jueves, 2 de agosto de 2012
Doggy Bag
Para los que venimos de España lo más sorprendente de Nueva York no son los rascacielos, ni Broadway, ni la mezcla étnica, ni toda la vida trepidante que tiene esta ciudad sino la doggy bag, esa bolsita que sin ningún complejo pides en los restaurantes y que los camareros te la dan como lo más normal del mundo para que eches las sobras de la comida. La primera vez estuve a punto de llorar de emoción, sencillamente no podía creer que pudiera llevar a casa la comida por la que pagué. En nuestra España de toda la vida, a pesar de postguerras, dictaduras, transiciones y eternas crisis económicas nadie en su sano juicio pediría al camarero que le empacara las sobras para comerlas tranquilamente en casa. Socialmente es inaceptable, se considera demasiado cutre, da igual que hayas pagado una fortuna por la cena o que hayas dejado la mitad de la comida, los restos se quedan en el restaurante y para ser más exactos en la basura. Yo como buen comelón he pasado noches enteras soñando con entrecôtes dejados a medias, con sushis que apenas probé -y que el camarero a toda prisa recogió para preparar la mesa para el turno siguiente- pero eso se acabó, a partir de ahora pienso arrasar con todas las sobras de los restaurantes de Madrid, y practicar sin disimulo el doggy bag.
martes, 17 de julio de 2012
Gracias a ellos
Si algún día fuera miembro del jurado del Premio Cervantes no tendría ninguna duda de a quien concedérselo: a todos esos hispanos que un día emigraron a Estados Unidos y que contra viento y marea han luchado para que sus hijos amen y hablen el castellano. Es gracias a esa gente humilde, muchas veces con pocos estudios, que un día lejano huyeron de la pobreza sin remedio a la que estaban condenados en sus países de origen que nuestro idioma es hablado por más de 30 millones de personas y sea la segunda lengua en este nación. Gracias a la perseverancia de esos padres, a su obstinación en cantarles nanas y cuentos en español a sus hijos, en obligarlos a hablar en casa en la lengua de sus antepasados es que hoy el español está más vivo que nunca. Todos esos campesinos, obreros, empleadas del hogar, camareros, barrenderos se merecerían todos los premios del mundo. Muchos de ellos probablemente nunca habrán oído de la Real Academia o leído a Vargas Llosa o a García Marqués pero saben mejor que toda esa panda de expertos académicos cómo conservar en las peores circunstancias un patrimonio cultural de siglos. Honor a ellos.
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