viernes, 3 de mayo de 2019

Manos entrelazadas


Fue allá por 1978, mis padres habían tenido una crisis matrimonial y aunque la habían solucionado seguían un poco distanciados. A los 12 años uno comienza a entenderlo todo, a percibir que algo no anda bien del todo en la familia y se preocupas porque ve a los padres tristones y no sabe qué hacer para remediarlo pero esa noche todo cambió. Habíamos salido para cenar algo a un pueblo vecino, yo caminaba adelante y ellos detrás, era una noche de luna llena y de pronto con el rabillo del ojo, vi el prodigio, el milagro más grande que hasta entonces había visto: la sombra de mis padres caminando tomados de la mano, en silencio, sin decirse nada y diciéndolo todo.
Esa noche fui el chico más feliz de todo el universo, mis padres volvían a estar juntos.

No hay comentarios:

¡Pobre don Edgar!

Durante muchos años a la persona que más lástima le tuve fue a don Edgar, mi profesor de música durante la Primaria. No sé por qué me daba t...