Hace pocos días me soñé con una ex pareja a la que quise mucho, le habría dado mi vida pero como la estaba usando –y la sigo usando (hasta que al Eterno le dé la regalada gana)- no me quedó otra que querer con todo el alma como se quiere una vez. El sueño en cuestión era digno de una comedia romántica, el sol entraba a raudales por la casa y era tan perfecto que hasta perro teníamos. Todo era perfecto en el sueño, todo cuadraba pero yo me sentía irremediablemente deprimido, sentía que me afixiaba y tenía ganas de salir corriendo y dejar atrás todo esa horripilancia de paraíso. Por suerte el despertador sonó, me desperté sudando de aquella pesadilla y le dí gracias a la vida por tener el otro lado de la cama vacío, me sentí irremediablemente feliz, con ganas de saltar, de asomar mi cabeza por la ventana y cantar de alegría, “tú querias que te dejara de querer...y lo has consegido”.
Indudablemente hay gente que siempre consigue lo que quiere.
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