La vida es una canción
Ahora que ya no está me gusta recordar ese olor, en esas mañanas de gloria en las que lo primero que escuchaba del día era su voz cantando. Como cantaba a todas horas, sobre todo a primera hora, podría apostar que lo primero que escuché cuando vine al mundo fue su voz susurrándome alguna canción –posiblemente algún bolero que tanto le gustaban- y estoy convencido que mi primera infancia se pareció bastante a un musical en el que se alternaba la voz de mi madre cantándome y la música clásica que emanaba de una pequeña radio que mi vieja había puesto en mi cuna. Contaba cuando supo que estaba en estado había empezado a leer todo lo habido y por haber para ser una buena madre y una de las cosas que más le impactó fue sobre las propiedades relajantes de la música clásica en los bebés por lo que lo cumplió a rajatabla desde los primeros meses de embarazo arrimando la radio a su barriga para que yo escuchara y "fuera feliz desde antes de nacer".
Y vaya si lo consiguió. Casi sesenta años después sigo feliz, escuchando música a todas horas y más que agradecido con la vida por haber tenido como madre y maestra a esa cantante aficionada para la que la vida siempre fue una sinfonía.
Comentarios