Mis maletas y el low cost

Cumplí 35 años, la edad y el boom low cost cayeron como un tsunami sobre mi equipaje llevándose cintas, libros y cualquier vestigio de una época dorada. Viajar dejó de ser esa experiencia inolvidable para convertirse en algo tedioso e incómodo, así que ahora la consigna es minimizar las molestias del vuelo, salir airoso de los numerosos controles a los que te someten antes de embarcar y sobrevivir a la “experiencia” de viajar. Así las cosas mi mochila de viaje se ha reducido a su mínima expresión, ha tenido que resignarse a cargar bocatas de chorizo y latas de refresco, periódicos -los libros pesan demasiado- y un botiquín en el que no pueden faltar antiácidos, aspirinas, pastillas para el asma y cuanto cosa haya para los achaques de un cuarentón.
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