Daba igual lo que
estuviera haciendo o que estuviese en mitad de una conversación, cuando mi
abuela escuchaba Anillo de Compromiso el mundo parecía detenerse y
ella parecía perderse en sus recuerdos. Sonreía y movía la cabeza con una
ternura infinita como quien acaricia recuerdos y revive por un segundo un pasado lejano. Mi
abuelo, como mucha gente de su época, fue un pobre de solemnidad que hasta el
último día de su vida aseguró que había conocido a Anita, mi abuela, en un sueño...fue
ver a esa chica guapa paseando por el Parque Central para saber que era ella,
el gran amor de su vida. Y como mi abuelo era de los que creía que cuando el
destino decide a los mortales no nos toca más que obedecer, a los tres meses la
boda se celebró. Aquello fue el inicio de una historia de idas y venidas, de
ocho retoños, de pobrezas y riquezas, de un porvenir dibujado un mantel de
cocina y de muchos veranos entre árboles de mango y de guayaba y la certeza de
tenerse el uno al otro para siempre a pesar de las ausencias, una vida que
parecía evocar en los dos minutos de una canción.
lunes, 14 de enero de 2019
lunes, 7 de enero de 2019
La madre suicida
A los ocho años,
Juanito, mi compañero de Escuela ya no daba más de sí, todos los lunes llegaba
a la Escuela tristón, pensativo y ojeroso. Durante meses yo pensaba que mi
amigo estaba aquejado de una terrible enfermedad y le tenía toda la
consideración y estima que se le tiene a quienes van a dejar este mundo en
breve hasta que un día me confesó que su madre padecía de depresiones y a
menudo intentaba suicidarse. Al parecer no escatimaba esfuerzos en todos sus intentos, y fin de semana de por
medio se tomaba un cóctel de pastillas, intentaba ahorcarse, se cortaba las
venas y hacía lo imposible por poner fin a su vida.
A mi en lo
personal, como amigo de Juanito, me importaba un comino que la señora cayera
fulminada por un rayo pero me parecía injusto que el pobre chico viviera un eterna
pesadilla, en una constante zozobra y más me enfadaba que los compañeros se
burlaran de él porque lloraba por cualquier cosa, en el fondo yo sabía que mi
amigo era más valiente que ninguno porque a su tierna edad, mientras su
progenitora estaba en el hospital o sedada en casa, él tenía que apañárselas
para prepararse la comida, planchar el uniforme y luchar por tener una vida
normal como si nada pasara.
Juanito, que era
una eminencia en muchas cosas, era un fan de la película "El Mago de
Oz". Podía pasarse horas de horas hablando de la historia y de cómo
Dorothy era una tonta de cuidado porque pudiendo quedarse en la Ciudad
Esmeralda siendo feliz con sus amigos había escogido regresar a su casa en
Kansas. "¿Quien la entiende?" me se decía mirándome detrás de esas
gafotas, "yo ni loco vuelvo".
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
¡Pobre don Edgar!
Durante muchos años a la persona que más lástima le tuve fue a don Edgar, mi profesor de música durante la Primaria. No sé por qué me daba t...

-
Arik, el padre de Ruth Pérez, una chica con parálisis cerebral y distrofia muscular, decidió darle una sorpresa y llevarla al Festival Nova ...
-
Mi fama de chico bueno durante mi juventud me convirtió en la coartada perfecta cuando mis amigos querían portarse mal porque parecía que ...
-
El otro día me encontré en el armario la camisa del último uniforme de colegio que usé, estaba firmada por un montón de compañeros del Lic...