El peso de los años

Menos mal que junto con las canas empezaron a lloverme los piropos y eso me animó bastante. No hay día en el que alguien no me diga lo guapo que estoy, la buena planta que tengo, lo joven que parezco y un sin fin de piropos, algunos bastante subiditos de tono que me hacen pensar en lo mucho que ha cambiado el mundo porque en mis tiempos, a los viejos se les veneraba y no se les soltaba las cosas que me dicen por ahí, es decir que estoy más que encantado. Es una pena que tantos halagos vayan siempre acompañados de los temibles peses: “…pese a la edad que tienes”, “…pese a que naciste a mediados del siglo pasado”, “…pese a ser un viejo”, “…pese a que tienes una pila de años”, “…pese a que solo te quedan dos telediarios”. Es decir: he descubierto que la edad pesa y mucho.
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