viernes, 9 de mayo de 2025

Nostalgia

Aquel día Douglas, mi compañero de clase estaba pletórico: no solo porque era día de excursión escolar y no tendríamos clase sino que yo había aparecido por sorpresa con mi vieja. A sus ocho años vivía suspirando con que su madre regresara pronto de Estados Unidos, se había ido siendo él muy pequeño, con la promesa de regresar pronto y los años pasaban sin que sucediera el milagro -y nunca sucedió- de verla entrar por la puerta de casa.  Así que ese día me preguntó si le prestaba a mi mamá y yo accedí más que feliz de ver tan feliz a mi mejor amigo de mi época escolar.

Se pasó durante toda la excursión llamándola “Mami”, paseándose gallardo de la mano con ella y tanto a la ida como a la vuelta sentado a su lado, contándole las cosas que los niños suelen compartir con sus progenitoras mientras yo me dedicaba a mirar el paisaje relajadamente, tranquilo de que alguien le estuviera prestando atención a mi vieja para yo dedicarme a mis pensamientos.

El recuerdo de esa excursión me vino a la mente este domingo en Lisboa. Una amiga me invitó a comer a casa de sus padres para celebrar el día de la madre y desde el minuto uno, su vieja me recordó demasiado a la mía y la nostalgia me inundó por completo; recordé a Douglas, a su anhelado sueño de tener una mamá  y he de reconocer que me costó trabajo no preguntarle a mi amiga si por un ratico no me prestaba a la suya. 

miércoles, 7 de mayo de 2025

La LLAMADA del día

Se tratara de una fiesta familar, de una visita importante o de un suceso único, mi abuela antes de las nueve de la noche de repente desaparecía y había que buscarla en el lugar más apartado de la casa para encontrarla rezando con su gastado libro de oraciones –que probablemente pertenecía a su madre-, en plena conversación el Jefe.  

Era la “llamada” más importante del día y eso ella lo tenía muy claro así como cada miembro de su prole: desde nuestra corta edad aprendíamos a respetar ese momento, ese tiempo le pertenecía solo a ella y cualquier petición, por más urgente que fuera, podía esperar. Pasados un rato mi abuela reaparecía triunfal, relajada y sonriente porque ya había presentado sus suplicaciones y peticiones al Creador y estaba completamente segura que a su tiempo serían escuchadas, la fiesta podía continuar. 

A mi me tranquilizaba bastante tener una abuela que tenía línea directa con Ds, me sentía extrañamente protegido, invencible y orgulloso de esa complicidad que ella tenía con toda la corte celestial a la cual pedirle favores. Mi abuela dejó este mundo hace muchos años, mi madre – que había asumido el testigo aunque más relajadamente (en broma solía decirle que era mal rezadora porque si yo le preguntaba algo me contestaba en mitad de sus oraciones) – también y yo, a estas alturas de la vida extraño la sensación de saber que alguien en algún rincón del Universo me encomienda en sus oraciones. 

Tú querías que te dejara de querer…

  Hace pocos días me soñé con una ex pareja a la que quise mucho, le habría dado mi vida pero como la estaba usando –y la sigo usando (hasta...