martes, 29 de junio de 2021
Tres ojos
viernes, 11 de junio de 2021
El abrazo
En los últimos meses los papeles se habían invertido, yo me había transformado un poco en un padre que lo cuidaba, que tenía que ayudarlo en sus labores cotidianas y él en el hijo, el niño que me recibía con una sonrisa cada vez que regresaba a casa y me preguntaba que si le había traído algo o al que tenía que darle el beso de las buenas noches porque sino no cerraba los ojos. Nunca estuvimos más unidos y aquel abrazo fue la despedida de 53 años de idas y venidas, el punto final de toda una historia de complicidades en la que nunca dejó de mirarme como si yo fuera el prodigio más grande del universo con un futuro prometedor tuviese la edad que tuviese para él yo podría ser cualquier cosas que quisiera (siempre he pensado que deberíamos mirarnos a través de los ojos de quienes nos aman para descubrir lo maravillosos que somos)
Y así, sin pensarlo, Luisito me dejó como herencia el mejor abrazo del mundo.
A mi viejo, a un año de su partida.
lunes, 7 de junio de 2021
Foto de familia
Hace unos meses revisando entre las cosas de mi viejo me encontré esta foto que nunca había visto en mi vida y es la única que tengo con mi abuelo materno. Como él murió pocos años después de que yo naciera tengo un recuerdo vago y nunca me había detenido a pensar lo que yo había significado para él. Como todavía no había llegado toda la primada que empezarían a nacer a los años supongo que mi abuelo me habrá recibido con mucha ilusión, que me habrá querido con locura y que probablemente esa foto la habría pedido él porque me tiene en brazos cuando lo "normal" habría sido estar con mi abuela que estaba al lado. En la mesa están parte de mis tíos abuelos cuya habilidad para improvisar una fiesta cualquier día de la semana era mítica, probablemente ese era uno de esos días. Yo estoy con cara expectante, mirando a la cámara, y con las manos entrelazadas, un gesto que creía adquirido de adulto -siempre hago lo mismo cuando no tengo la más mínima idea de qué hacer (sobra decir que lo hago a menudo) - pero resulta que lo llevo en mí desde siempre, que es mi marca personal. Todos los protagonistas de la foto ya se fueron y tarde o temprano también me reuniré con ellos y en unos años alguien se encontrará esta foto y preguntará quien fue esa gente y que pasó con ese niño...por favor díganle que fue feliz.
viernes, 4 de junio de 2021
Noche de fiesta
A mis 16 años aquello me pareció un sueño hecho realidad porque por primera vez en mi vida saldría oficialmente de "juerga" con dos adultos, era la señal inequívoca de que para mi familia estaba dejando de ser un adolescente para convertirme en una persona frente a la que ya se podía hablar de todo sin que se escandalizara y me sentía importante que mi tío me pidiera ser su cómplice para sacar a mi madre de fiesta.
Recuerdo que acabamos en el Bar México, un lugar que no era nada del otro mundo pero que para mi fue como estar en Las Vegas, un nuevo mundo en el que los adultos se desinhibían, fumaban, bebían y reían como si no existiese ningún problema en el mundo, como si la vida fuera un carnaval. Todo esa realidad de luces brillantes era tan distinto que hasta la Fanta de Naranja que me estaba bebiendo sabía diferente con una cumbia de fondo y viendo felices a dos de las personas que más adoraba en el mundo.
Como cualquier noche de juerga que se precie en mi pueblo acabamos escuchando mariachis en La Esmeralda y luego comiéndonos una hamburguesa a media noche en un chiringuito de la capital, que era lo que hacía la gente mayor desde siempre como les expliqué con orgullo al lunes siguiente a mis compañeros de colegio cuando me preguntaron por mi Semana Santa, desde ese día empezaron a tratarme con más respeto, había dejado de ser el pringadillo de gafas para convertirme en el chico que se va de juerga con mayores.
¡Pobre don Edgar!
Durante muchos años a la persona que más lástima le tuve fue a don Edgar, mi profesor de música durante la Primaria. No sé por qué me daba t...

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