Decía mi vieja que lo normal, y lo que todo el mundo esperaba, era que estuviera hundida, que anduviera hecha una tristeza suplicando caridad pero que no, que no podía darse el lujo de tirar la toalla porque tenía tres bocas que alimentar, un marido al que apoyar y ver que pasaba con su matrimonio. Así que sin mucho pensarlo aceptó un trabajo como becaria y se lanzó al mercado laboral muerta de miedo, pensando en que lo suyo eran las ollas de cocina y no los registros contables. Que nadie podía adivinar el drama por el que estaba pasando, que nadie podía creer que esa señora vestida de ejecutiva en el bolso apenas llevaba dinero suficiente para el autobús, ni siquiera le alcanzaba para el almuerzo que corría a cuenta de un hermano que trabajaba con ella. Que nunca se vistió mejor, ni tuvo más dignidad y sacó más fuerzas que en esa época, que se dio cuenta con el "pobrecita yo" no llegaba a ningún lugar, que no podía rendirse, "cuando peor lo esté pasando uno hay que QUERERSE más".
jueves, 26 de noviembre de 2020
Decía mi madre
miércoles, 25 de noviembre de 2020
Sobrevivientes
A cualquiera que esté desanimado le recomendaría compartir un rato con cualquiera de mis dos grupos de alumnos que he tenido estos últimos días.
Todos con al menos un 33% de discapacidad orgánica o física, eso significa que son personas que en algún momento de su vida la han pasado -o la están pasando- super mal porque tuvieron un accidente laboral, o les dio alguna enfermedad o porque simplemente nacieron así y tuvieron que conformarse. Todos a su manera son sobrevivientes de dramas que ponen la piel de punta a cualquiera, han tenido que renunciar a sus planes originales, quizá a un estilo de vida, han tenido que sacrificarse sin saber muy bien los porqués. Sin embargo los he tenido a lo largo de un mes sonrientes, haciendo bromas, aprendiendo un poco cada día más porque NO quieren ser carga para nadie y su gran sueño es conseguir un trabajo que se adapte a sus necesidades y en que se les respete como profesionales. Los más optimistas y más aplicados: dos chicos con parálisis cerebral que no paraban de hablar y de hacer bromas en todas las clases.
Aunque siempre es un honor que la gente se deje enseñar por uno, el privilegio es doble cuando te topas con gente así y te conmueve profundamente cuando te pasan anécdotas como el año anterior, con un alumno que había tenido un accidente y había "quedado pa llá" (como el mismo explicaba), cuando la dirección del centro le preguntó si estaba interesado en seguir formándose y hacer otro curso, respondió contundentemente que no, que quería seguir repitiendo el curso conmigo porque en mis clases se aprendía "mogollón".
Tú querías que te dejara de querer…
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