Me iba a morir.
Tras un infarto había tenido dos angioplastias, varias complicaciones y no terminaba de sentirme bien del todo. El panorama era bastante desalentador y poco ayudaba que mucha gente, con la mejor intención del mundo, me pasara hablando de gente que había muerto tras intervenciones como la mía y que me aconsejara vivir la vida como un "señor de ochenta años" evitando el ejercicio, lugares con música y llevando una dieta que por estricta y cara resultaba imposible de llevar. La depresión no tardó en llegar y la única sensación que tenía era que hiciera lo que hiciera me iba a morir (para tranquilidad de los profetas de desgracias, que en épocas de crisis surgen por todo lado). Pasé meses bastante mal hasta que tomé cuatro decisiones:
1)Viviría cinco minutos a la vez y no me preocuparía por el siguiente paso (en ese momento el futuro era tan desalentador que prefería aferrarme al "mini" presente).
2)Me alejaría de los profetas de desgracias, de gente tóxica que parecía disfrutar prediciéndome futuras complicaciones.
3)No volvería a leer artículos médicos sobre cardiopatías, stents y temas conexos (poco aportaba a mi tranquilidad estar sobreinformado de todo).
4)Me centraría en mi proceso de recuperación yendo tres semanas a rehabilitación y luego proponiéndome pequeñas metas y celebrar sin las alcanzaba: caminar un día 30 minutos sin parar, volver a bailar (sí, estuve un año sin bailar), subir la cuesta más alta de Madrid sin detenerme en la mitad (el día que lo logré lloré de alegría en plena calle), ser capaz de hacer mi rutina completa del gimnasio.
Esas cuatro decisiones me sacaron de la depresión y en un abrir y cerrar de ojos -en realidad más de seis meses- volví a tener mi vida de siempre.
En estos días he revivido muchas de esas sensaciones y he retomado mis cuatro decisiones de antaño. Me siento vulnerable, pequeño y en el comienzo de un largo camino, como no puedo ver el final me conformo con dar pequeños pasos e ir recogiendo las flores que por el sendero me encuentro.
miércoles, 25 de marzo de 2020
miércoles, 18 de marzo de 2020
Enemigos íntimos
Ni le hablaba. Como estaba seguro que le caía remal al tipo ése no perdía mi tiempo. En el trabajo lo saludaba de mala manera, con un ligero movimiento de cabeza, evitando a toda costa compartir los mismos sitios. En el fondo no podía entender cómo alguien tan "buena" persona como podía tener un enemigo tan cruel. Lo consideraba mi enemigo "number one" desde tiempos de la Facultad, no solo porque se había negado a apoyarme en unas elecciones estudiantiles sino porque además, en una fiesta había hecho un brindis por mi contrincante estando yo en frente, absolutamente imperdonable. Todo cambió abruptamente la vez que le conté mis historia a una amiga en común. Resultó que mi enemigo íntimo lleva años hablando maravillas mías y frente a los jefes, en más de una ocasión, había defendido mi trabajo, "dice que sos una de las mejores personas que ha conocido". Mi mundo se derrumbó: había desperdiciado años pensando en que tenía un archienemigo, hurdiendo planes para vengarme de él y resultaba que no, que tenía un gran amigo.
domingo, 15 de marzo de 2020
Pequeños amores, Grandes amores
Durante años fui bastante crítico quienes a lo largo de su vida van teniendo numerosas parejas, me parecía un evidente rasgo de inestabilidad eso de ir pasando de una relación a otra sin parar, lo "normal" era tener pocas relaciones a lo largo de la vida y no acumular pequeños amores. Me he pasado la vida ahuyentando esas pasiones fugaces, huyendo lejos de lo que no "tenía" muchas opciones de continuidad. Sin embargo, la vejentud poco a poco me ha ido cambiando la percepción porque me estoy encontrando con gente que tiene historias maravillosas de micro amores en su vida que casi sin conocerse hicieron grandes cosas en un pequeño lapso de tiempo así como de grandes amores que cuando más los necesitaron nunca estuvieron ahí. Lo importante es permitirse sentir esa conexión con alguien sin importar el tiempo ¿Qué más da amar con locura solo por un fin de semana? A la larga, y a la corta, muchos pequeños amores en su conjunto hacen una gran historia de amor y te hacen sentir la misma intensidad de los que aman una sola vez y al final de tu vida te dan la certeza que fuiste amado con locura.
jueves, 12 de marzo de 2020
La vaina se jodió
Como si los singles o solterones de toda la vida no tuviéramos suficiente con que la gente nos miren mal si vamos solos a cenar a un restaurante -"¿El señor espera alguien más?"y uno en plan, sí, desde hace como 30 años"- y que las vacaciones nos salgan más caras, carísimas -"habitación individual tiene recargo del 40%", impuesto a la soltería - viene ahora el bendidto Coronavirus a imponernos mantener una distancia prudencial con medio mundo y hasta con nosotros mismos. Ahí tenemos a políticos, médicos y líderes de opinión -casadísimos ellos- diciendo que a partir de ahora nai nai, que ni besos ni abrazos y mucho menos darle rienda suelta a la sensualidad. Todos pudorosos y recatados dándonos besitos en el aire como las señoras de alto postín para no desmaquillarse o como nuestra Reina emérita que se ha pasado la vida saludando en el aire y la gente aún así la gente la quiere. De nuevo: los que lo anuncian en vivo y en directo, todos emparejadísimos, felizmente casados. Me los imagino en estas noches primaverales diciendo a su amorcito "Hoy no cariño, que anda el coronavirus" , darse la vuelta y dormir satisfechos, con una sonrisa de oreja a oreja mientras los singles nos pasamos la noche en vela pensando en que ahora sí la "vaina se jodió".
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