lunes, 22 de mayo de 2017

Olor a soledad

A mi los selfies siempre me dan un poco de tristeza porque quieras o no siempre huelen a soledad. Antes si querías hacerte una foto tenías que hablar con alguien, decirle a un amigo que te hiciera el favor o algún desconocido. Recuerdo la primera vez que fui a Paris, como en todas mis grandes ocasiones estaba solo por lo que no me quedó más remedio que pasar todo el viaje que pidiéndole a ilustres desconocidos que me hicieran la fotico de rigor frente al Louvre o al Arco de Triunfo para que mis viejos pudieran ver lo bonito que era todo aquello y lo bien que me sentaba viajar. Al final siempre te amigabas con alguien, el día se te hacía más llevadero y llegabas al hotel con la sensación que lo más importante del día había sido precisamente esa conversación con otros turistas. Ahora todo eso se terminó, los parques, los museos y los baños están llenos de gente solitaria estirando los morritos y sacándose selfies día y noche para dejar constancia, por si las dudas, que existen.

Dancing queen

 Allá por los años ochenta en Costa Rica pasaban por la tele un anuncio en el que una chica vestida como para una clase aerobic bailaba sola...