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Hippies

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De pequeño era lo más normal del mundo ir a cualquier playa de mi pueblo y encontrarse un grupo de "melenudos" - o mechudos como decía mi padre- tocando guitarra y entonando canciones pacifistas al lado de una camioneta Volkswagen, casi siempre cochambrosa y atestada de cosas. Tu los veías con el rabillo de tus ojos de niño y pese a que te advertían que eran una especie de "anti sociales" -porque aparte de no ducharse diariamente, fumaban hierba- era imposible no sentir simpatía por esos chicos, por la felicidad que transpiraban y no querer sentarse con ellos alrededor de una fogata y cantar "Give peace a chance". Hace unos meses en New Orleans hablaba del tema con una tía mientras visitábamos una tienda retro dedicada al merchandising del años 60 - ironías de la vida, los objetos antisistema convertidos una mercancía de colección- y a la que los jóvenes de entonces, hoy venerables abuelos acuden como quien visita un museo. Mi tía con una lagrimilla en